Unos comicios trascendentales

Este fin de semana tendremos elecciones en Cataluña. Será la segunda de las
tres citas con las urnas programadas para el presente año. El pasado 21 de
abril tocó el turno de las autonómicas vascas y el próximo 9 de junio estamos
convocados para elegir a nuestros representantes en el Parlamento de Europa.
Mas allá del importante significado que tienen los comicios territoriales en dos
de las comunidades históricas del Estado español, en esta ocasión, además,
pudieran ser trascendentales para el Gobierno de España.
Dado el decisivo papel que juegan en el Parlamento español el Partido
Nacionalista Vasco, Bildu, Ezquerra Republicana y Junts, los resultados
electorales de Euskadi y Catalunya podrían tener consecuencias para el
Ejecutivo que preside Sánchez.
El reciente resultado de las elecciones vascas reafirmará el respaldo en Madrid
de las fuerzas nacionalistas al Partido Socialista. De una parte, porque el
próximo Gobierno de esta comunidad saldrá de la reedición del pacto entre
PNV y PSV, lo que servirá para atar los apoyos peneuvistas para que Sánchez
permanezca en La Moncloa, igual que los de Eneko Andueza a los de Andoni
Ortuzar, en Vitoria. De otra parte, porque Bildu prolongará su estrategia de
seguir blanqueando su marca desde una posición colaboracionista con un
gobierno progresista y entregado a los intereses territoriales en la capital del
Estado.
El resultado del pasado 21 de abril en Euskadi dejó satisfechos a todos los
partidos, quizá con la única excepción de Podemos y de Sumar, que cotizan a
la baja, tanto en los resultados cosechados en las urnas como en las diferentes
encuestas que se vienen publicando.
Pero este domingo también se juega en Catalunya y en Madrid. Al final del día,
el resultado electoral podría certificar la estabilidad del Gobierno de Sánchez o,
por contra, introducir factores desestabilizadores en su objetivo de darle
continuidad a la legislatura.
Todas las encuestas publicadas descartan la posibilidad de que los partidos
independentistas puedan sumar los 68 diputados que otorgan la mayoría
absoluta en el Parlament. Y es la primera vez que ocurre en los últimos trece
años. Bajo distintas fórmulas, Ezquerra Republicana, Junts per Catalunya y la
CUP siempre habían tenido el control mayoritario de soporte al Govern catalán.
Sin embargo, todo apunta a que, en adelante, serán otras las sumas que
garanticen la mayoría.
El indiscutible triunfo que todos los sondeos le otorgan al PSC liderado por
Salvador Illa puede dejarle un sabor agridulce al partido de Pedro Sánchez.
Paradójicamente, lo que garantizaría la estabilidad de su Gobierno sería el

triunfo de los partidos catalanes, mientras que la pronosticada victoria de Illa
podría reportarle muchos dolores de cabeza.
De confirmarse los datos de los últimos sondeos, Illa puede alcanzar hasta 40
escaños, seguido de Puigdemont, con 36, y Aragonés, con 26. Con ello, las
sumas más probables para alcanzar la mayoría de 68 escaños saldrían de una
entente entre PSC y Junts o de otra con PSC, ERC y Comuns Sumar.
Respecto a la primera, es decir, un acuerdo entre los socialistas catalanes y el
partido de Puigdemont, pasaría porque el líder independentista, fugado de la
justicia española, pusiera precio al compromiso exigiendo la presidencia de la
Generalitat, a cambio de seguir apoyando a Sánchez en Madrid, o que
respaldara a Illa como vencedor. Aunque en la política española Sánchez nos
ha enseñado que todo es posible, esta fórmula, francamente, parece de ciencia
ficción.
En cuanto a la segunda opción, con PSC, ERC y Comuns Sumar, recordemos
que fue una fórmula con la que ya se gobernó en Catalunya, cuando Pascual
Maragall lideraba el PSC. Sería una suma que podría llegar a los 68 escaños
necesarios para gobernar ese territorio, pero con Puigdemont fuera del nuevo
Govern. Pero, de ser así, ¿qué posición política adoptaría Junts en Madrid?
Con todo, no cabe duda de que nos hallamos ante un apasionante fin de
semana político, sobre todo por las consecuencias que el resultado electoral
pueda tener en toda España.