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No al petróleo

Cada vez somos más canarios arrimando el hombro y levantando la voz en defensa de nuestra tierra, de nuestros valores naturales, de las decenas de miles de puestos de trabajo que nos garantiza cuidar nuestro cielo, nuestros paisajes, nuestro mar; en defensa de nuestros recursos y de un modelo de desarrollo verdaderamente sostenible, respetuoso con el entorno, inteligente porque lo es apostar por las energías limpias y por una economía lo más azul posible.

En juego está una forma de ser y estar en el mundo, una manera de mostrarnos y demostrar que este camino es posible, un marco de convivencia y progreso por el que estamos apostando porque es garantía de futuro para los canarios de las siete islas.

Cada vez somos más. Cada vez es mayor el rechazo a las prospecciones petrolíferas, que sigue creciendo porque a los canarios no se nos duerme con mentiras, con trampas en las que no vamos a caer porque sabemos que constituyen una amenaza y provocarán, si no los detenemos, riesgos injustos y, además, que millones de turistas busquen otros paisajes y otras playas en otros puntos del planeta.

El petróleo es el pasado. Los canarios miramos hacia delante, y lo hacemos con la convicción de que defendemos lo que es mejor para Canarias. El mar, el paisaje y nuestros valores naturales en su conjunto son nuestro presente y nuestro futuro.

Las instituciones del Archipiélago, y cada vez más voces colectivas e individuales, estamos sumando fuerzas para impedir que una multinacional actúe en Canarias como lo han hecho en Nigeria o Guinea, donde se ha demostrado –como en otros tantos países- que el petróleo es un negocio de las multinacionales, y que no solo constituyen un elemento de riesgo sino que en modo alguno garantizan o ayudan a incrementar el bienestar de los pueblos donde se instalan dichas empresas.

Es un pulso desigual. Nos enfrentamos a poderes mayúsculos, pero el coraje y el empuje de colectivos, instituciones y ciudadanos que se van sumando a esta lucha podrá con los gigantes del petróleo. En esta dirección, los canarios esperamos que cada vez más voces se sumen a nuestra causa, una causa justa, responsable y necesaria.

Los canarios, con la inestimable colaboración de organizaciones internacionales, pelearemos como sabemos hacerlo. Haciendo escuchar nuestros argumentos. Bregando jurídicamente en los canales establecidos.

Han sido más de 11.000 las alegaciones presentadas el año pasado, durante el período de información pública del estudio de impacto ambiental, en contra de los sondeos de Repsol. Un dato que revela bien a las claras la fuerte oposición de Canarias a estas prospecciones. No en vano, las encuestas indican que el 60 por ciento de los canarios rechaza que se extraiga crudo cerca de nuestras costas.

Efectivamente, en esto los ciudadanos tienen mucho que decir y que aportar. No sólo los colectivos ecologistas y sociales que se han convertido en el auténtico soporte de nuestras demandas, sino cada uno de nosotros, también, como individuos implicados activamente en la protección de nuestros derechos, como defensores del presente y futuro de nuestra comunidad.

Y ha sido un grupo de ciudadanos, precisamente, el que esta semana que termina ha sido protagonista al trasladar a la Unión Europea el ‘no’ de Canarias al petróleo, a esa imposición empecinada de quienes anteponen los intereses de una multinacional al interés general de la sociedad a la que se debe.

Hay quienes anteponen el interés de los accionistas al de los ciudadanos. En Canarias somos cada vez más los que anteponemos el interés de los ciudadanos al de unos accionistas.

La casi totalidad de los grupos políticos del Parlamento Europeo han apoyado las quejas de los ciudadanos canarios en contra de las prospecciones por vulnerar la normativa comunitaria y ha secundado la oposición científica, turística, pesquera, ambientalista y social a las prospecciones petrolíferas en aguas canarias.

En este sentido, hay que destacar el hecho de que la Comisión de peticiones del Parlamento Europeo haya acordado, con la única oposición del PP, hacer un seguimiento a las autorizaciones del Gobierno español a Repsol por si vulneraran normativa comunitaria.

Y no será ésta la única queja ciudadana ante el Parlamento Europeo. En las próximas semanas se verán más peticiones para paralizar las prospecciones ante el clamor social, científico y profesional que considera que existe un alto riesgo de derrame y, por ende, de catástrofe medioambiental y económica.

Hay que recordar que Canarias es una de las cinco zonas más importantes del planeta por su biodiversidad marina, y que su economía se basa en una piedra angular: el turismo, con especial incidencia en las islas de Lanzarote y Fuerteventura, en cuyas aguas precisamente se localizan las prospecciones.

A esto hay que añadir evidencias como la existencia de pequeños sismos de origen volcánico en nuestras aguas, cuya incidencia en las prospecciones ni siquiera se ha estudiado. ¿Es consciente el Gobierno del Estado de que prácticamente el cien por cien del agua potable de esas islas proviene directamente de la desalación?, ¿qué ocurriría si un vertido acabara contaminando sus aguas?

La voz de Canarias debe hacerse oír allí donde sea posible. En las Islas, en España, en Europa y en todo el mundo. El planeta debe saber los graves riesgos a los que se pretende someter a una de sus zonas de mayor biodiversidad.

El apoyo de todas las fuerzas políticas con presencia en el Parlamento Europeo, a excepción del PP, es un claro paso adelante. La movilización de instituciones y ciudadanos es la garantía para la esperanza.

Los canarios no pararemos hasta garantizar el futuro que nos merecemos; un futuro próspero y sostenible, y no sometido a los caprichos de una multinacional.