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La âlma

Hoy La Palma recibe el certificado Destino Turístico Starlight y el reconocimiento mundial Reserva Starlight, sellos que impulsan y garantizan la unión de la ciencia, la sostenibilidad y el turismo.

Como muchos recordarán, durante décadas nuestras Islas aprovecharon una ola que nos catapultó como potencia turística mundial. Aquella ola, aquellos vientos del desarrollismo dejaron riqueza y progreso, es indudable. Pero, siendo cierto que fueron mayores los aciertos que los errores, no lo es menos que dicho impulso económico (que tanto progreso ha traído a nuestra tierra) tuvo un precio.

Un precio, el consumo de suelo y de recursos, que hemos sabido girar y reconducir. Reconducir hacia un modelo inteligente y responsable. Hacia un modelo ganador. Porque en el siglo XXI, un modelo que apueste por la biodiversidad y las bazas medioambientales es un modelo verdaderamente ganador.

Aquel desarrollismo fue necesario en un lapso de tiempo concreto de nuestra historia. Efectivamente, tuvo efectos muy positivos en la economía y en el progreso social de las Islas. Pero a ese tiempo le llegó el momento de girar. De repensar el futuro. De establecer otros parámetros de crecimiento. Eso es lo que debíamos hacer, y eso hicimos.

Una estrategia, a la que aludo, que pasa por impulsar una economía diversificada, con el turismo y el medio ambiente situados en el centro del escenario. Una estrategia que tiene en La Palma una alumna aventajada.

No en vano, su histórica apuesta por un turismo enormemente comprometido con el medio ambiente (apuesta que años atrás pudo entenderse que dejaba a la Isla en una posición de desventaja) se ha revelado certera, con las potencialidades que garantiza promover la calidad y una economía vinculada a la tierra que pisamos o al cielo que observamos.  Un modelo (que La Palma ha hecho suyo) donde junto al sector primario deben tener y tienen su protagonismo el conocimiento, la productividad, la formación, la innovación o la competitividad.

Fruto de esa forma diferente de hacer las cosas, el término sostenible entró en el vocabulario de los canarios, de los ciudadanos y de los responsables públicos. Y, lo que es más importante, caló en las políticas.

Empapó nuestra filosofía de vida e impulsó proyectos innovadores en todos los campos. En el medio marino, en energías renovables, en desalación y, claro, también en astronomía.

Fuimos, por ejemplo, los primeros en establecer la protección de nuestro cielo mediante una ley. Fuimos pioneros en la defensa y promoción del derecho de los ciudadanos a un cielo nocturno no contaminado. El derecho de la humanidad a unos cielos limpios. A disfrutar del firmamento mediante la contemplación, la observación o la investigación astronómica sin el estorbo de trabas lumínicas.

La iniciativa Starlight, el derecho a la luz de las estrellas, simboliza el espíritu de esa filosofía de la que les hablo. Una nueva forma de relacionarnos con el entorno. De utilizar nuestro mar, de tratar nuestro suelo, de contemplar nuestros cielos. De crecer.

Las seis declaraciones de Reserva de la Biosfera con las que cuenta Canarias –La Palma, entre ellas- son una consecuencia de ese compromiso. Que casi la mitad de nuestro espacio cuente con alguna figura de protección, también.

Pero no son las únicas. La central hidroeólica de El Hierro es una muestra más. Y la contestación masiva a las pretensiones petrolíferas en aguas de Lanzarote y Fuerteventura constituye un nuevo ejemplo de que la sostenibilidad ha llegado para quedarse.

Hoy, La Palma da un nuevo paso en ese camino. El reconocimiento como Reserva Starlight y el certificado de Destino turístico Starlight vienen a sumar dos nuevos atractivos a los muchos con los que cuenta ya la Isla. Pero, sobre todo, son el merecido premio al esfuerzo realizado para hacer de La Palma un referente mundial en la observación astronómica. La “Isla del sol y las estrellas”, como la definió el Príncipe Felipe en una de sus frecuentes visitas.

La Palma es, hoy más si cabe, la ventana desde la que el mundo contempla el universo.

Enhorabuena a todos.

Foto: Asociación de Turismo Rural Isla Bonita.