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Mapa autonómico

A tan solo cuarenta y ocho horas de la Conferencia de Presidentes –cita que algunos presidentes venimos reclamando hace meses- cabe apuntar que el Gobierno del PP tendrá este martes una excelente oportunidad para, con más sentido de Estado del que ha demostrado hasta la fecha, valorar el papel de las comunidades autónomas no como parte del problema sino como una pieza fundamental y necesaria para construir –entre todos- soluciones que ayuden a plantar cara a la crisis económica y a los gravísimos problemas presupuestarios.

Cualquier otra estrategia, cualquier otro discurso, lejos de allanar un camino hacia la solución lo único que logrará es que la confianza y las certezas que demanda la Unión Europea –y los mercados- sigan perdiendo la batalla frente a la desconfianza y las incertidumbres.

El PP se ha equivocado doblemente. Se ha equivocado cuando, en el afán de distraer la atención de la opinión pública, ha culpado a las comunidades autónomas de todos los males. Y se equivoca doblemente porque al desprestigiar a las comunidades ha desprestigiado a España, y ahí está la respuesta de los mercados –y de las autoridades comunitarias- para demostrar la magnitud de dicho error.

España pierde prestigio, confianza y, sobre todo, crédito, cuando el Gobierno del PP alimenta esa campaña de descrédito autonómico.

Saben en el PP, y en el Gobierno de España, que ha sido un error. Me consta que lo saben, y son conscientes de que su estrategia de desprestigiar a las comunidades autónomas se les ha vuelto en contra en la UE.

Hay que prestigiar el modelo. Hay que defenderlo. La solución no pasa por ahogarlo, sino por mejorarlo. El PP debe rectificar. Debe pasar página y reconducir su discurso y actitud, porque de lo contrario se condena a acabar liderando una mayoría absoluta, sí, pero absolutamente aislada.

Todos, empezando por el Estado, debemos acudir a la conferencia de presidentes con voluntad de construir soluciones desde la responsabilidad.

Por parte de Canarias, ese ha sido, es y será el compromiso y la línea a seguir. Creemos que el Estado –el Gobierno del PP- tiene una oportunidad que no puede desperdiciar para reconducir las cosas y, cuanto antes, también las relaciones con las comunidades autónomas.

Es el diálogo, no la soberbia a la que en ocasiones arrastran las mayorías absolutas, el que nos acercará a los consensos que España está necesitando para, desde el diálogo, buscar recetas económicas que nos alejen de la recesión.

Hoy por hoy, las recetas del PP solo han arrojado como balance un Estado con más pobreza y menos oportunidades, con más impuestos y menos empleos.

Hoy, con las recetas del PP, en España los ciudadanos dan más –impuestos- y reciben menos –servicios-.

Creo sinceramente que la conferencia de presidentes debe marcar un antes y un después. El PP debe ser consciente de que así no. Así no, porque el Estado debe avanzar con y no contra las comunidades autónomas. Así no, porque las recetas o la política económica y presupuestaria del PP han convertido el ajuste en un fin en sí mismo, cuando es la generación de empleo el asunto que debe estar en lo más alto –y esto lo decimos desde Canarias, comunidad que está cumpliendo como ninguna otra con las directrices de ajuste-.

En estos primeros meses de mayoría absoluta popular se han venido abajo las expectativas que generó un cambio de gobierno en Madrid. El Gobierno del Estado debe aprovechar la conferencia de presidentes para empezar a hacer las cosas de otra manera.

El martes será, además, una cita en la que Canarias reiterará, con lealtad y firmeza, que ni la sanidad, ni la educación, ni las políticas sociales de las Islas pueden esperar. Los servicios públicos no pueden esperar; es necesario que se aborde, bien y pronto, la corrección de un sistema de financiación que está colocando al límite los servicios que tienen los que menos tienen –o los que no tienen nada-.

Algo hemos avanzado. Después de las conversaciones que he mantenido en los últimos meses con distintos presidentes autonómicos –así como con el presidente y la vicepresidenta del Gobierno del Estado, y en los últimos días con el presidente andaluz- por fin está sobre la mesa la necesidad de evaluar y corregir el sistema de financiación.

Algo de lo que no se hablaba estará en cuarenta y ocho horas sobre la mesa de la conferencia de presidentes.

No se puede pasar de puntillas sobre este asunto, ni debe el Estado limitarse a ganar tiempo. La función y obligación del Estado es redistribuir las rentas, y articular mecanismos hacia una mayor igualdad de oportunidades, hacia la justicia social y la cohesión territorial.

Si no es así, si el Estado permite que un sistema de financiación alimente las desigualdades, si permite que crezcan las fracturas sociales y territoriales, entonces el Estado no funciona.

Tiene el Estado en el sistema de financiación un mecanismo fundamental para reequilibrar las cosas, y tiene en los Presupuestos Generales del Estado una herramienta para cumplir con su obligación de propiciar equilibrios entre los diferentes territorios.

De los PGE podemos decir que no pintan bien; pero el martes, en la conferencia de presidentes, sabremos si esa otra herramienta –el sistema de financiación- se pone a trabajar en el sentido correcto.

Canarias y otras comunidades autónomas acudimos diciendo alto y claro que hay que evaluar y corregir el sistema de financiación.

En ese sentido, el Gobierno de Canarias insiste en la necesidad de mejorar la financiación autonómica de las Islas para corregir cuanto antes el déficit de recursos, cifrado en 800 millones de euros anuales, que el Archipiélago recibe del Estado para sufragar la sanidad, la educación y los servicios sociales –entre otros-.

Es preciso que el Gobierno central –que ya ha admitido que el sistema debe ser mejorado- compense esas desigualdades en los próximos Presupuestos Generales del Estado para 2013, y es imprescindible que de la conferencia de Presidentes se salga con un compromiso con las autonomías por el que el Estado establezca políticas de convergencia y de redistribución de recursos. Cualquier demora que se produzca en la corrección del sistema de financiación puede ser irreversible, puesto que los recursos de la comunidad autónoma están al límite y la prestación de servicios públicos esenciales no soporta esperas.

Canarias tiende la mano al Estado y al resto de las comunidades autónomas para salir juntos de la crisis, pero también aspiramos a que las cargas sean compartidas, distribuidas y ponderadas según las necesidades, por un lado, y según los esfuerzos realizados, por otro.

Siendo conscientes de las dificultades globales y la escasez de recursos para todas las administraciones, ahora, más que nunca, son fundamentales unas políticas de crecimiento que tengan carácter redistributivo y que restablezcan el equilibrio entre los territorios y entre los ciudadanos.

El papel del Estado es trabajar para lograr la cohesión social y territorial, evitando que se consoliden dos velocidades en la salida de la crisis.

Pongámonos a trabajar con la mirada puesta en los que tenemos por delante. En esa dirección, reitero que el Gobierno del PP debe ser consciente de que tanto sus recetas económicas como su relación con las comunidades autónomas –su estrategia de desprestigio y ahogamiento presupuestario- demandan un giro inmediato, una rectificación, un cambio que abra las puertas a otra manera –en el fondo y en las formas- de hacer las cosas.

Una vez más, desde Canarias ofrecemos nuestra colaboración para avanzar en esa dirección. Espero que el PP se sume a esta senda y abandone, especialmente en Canarias, su discurso de confrontación.