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Ana Pastor, Canarias, ciudadanos, Congreso, Mariano Rajoy, PP, PSOE; PodemosCámara Baja
Semanas atrás, cuando se supo que Ana Pastor presidiría el Congreso, apunté algunas líneas sobre alguien que, con sus luces y sombras respecto a las políticas desarrolladas con Canarias, me merece en lo personal respeto y confianza. Dije lo que recupero -sin añadidos ni matización alguna- a continuación.
“Por otra parte, Mariano Rajoy ha apostado por una persona de su máxima confianza política y personal para dirigir un Congreso complejo, un escenario donde la temperatura política alcanzará alto voltaje. Ana Pastor no ha sido una buena ministra para Canarias pero es una persona trabajadora, discreta, conciliadora y con una gran experiencia. Tanto en el ámbito ejecutivo como en el legislativo su trayectoria y talante son aval suficiente. A mi juicio, reúne todas las condiciones para ser una buena presidenta. Cometió errores con Canarias pero su apuesta por el diálogo y el respeto institucional son merecedores del reconocimiento público sin detenernos en siglas ni ideologías. La difícil articulación de mayorías parlamentarias; las tensiones, que llegarán, entre separatistas y el tándem PP-Ciudadanos; la batalla por ser el referente de la izquierda entre PSOE y Podemos o, entre otros asuntos delicados, las mayorías parlamentarias potenciales para impulsar comisiones de investigación sobre asuntos que afectan al PP, anuncian episodios virulentos que exigen una presidencia de la Cámara Baja muy institucional, muy moderada, con mucha cintura. Cabe esperar, dado el perfil de Ana Pastor y la necesidad de un buen arbitro en la Cámara Baja, que no pese más sobre ella su lealtad y amistad con el que puede se presidente del Gobierno”.
Ana Pastor se convertido en la fiel escudera de los intereses de Rajoy
El párrafo anterior es, efectivamente, parte del artículo que publique el pasado 24 de julio, titulado “Movimientos que van dejando alguna pista”. No ha tenido que pasar mucho tiempo para ver que el papel que pretende jugar Ana Pastor no es el que se le supone o el que se espera de la presidenta del Congreso -institucional, conciliador o de arbitraje imparcial- sino el de una fiel escudera de los intereses de Mariano Rajoy y del PP. A la vista está, los hechos desmienten mi valoración de días atrás. Pastor no ha estado a la altura de la confianza que muchos, entre ellos yo, teníamos en el papel que debía jugar y no está jugando. Puede que Rajoy haya acertado y que el precio de su acierto es que los demás nos hayamos equivocado generando una expectativa que los acontecimientos, y las decisiones, han ido frustrando. Así no, cabría decir a la ex ministra. Este no es el camino ni lo que se esperaba de alguien con su trayectoria, peso y personalidad.
El Congreso está convocado para celebrar sesión plenaria este martes. Como ya se conoce, la convocatoria responde al acuerdo mayoritario de la Mesa y Junta de Portavoces, en su sesión del pasado 8 de septiembre, y su dilación en el tiempo ha significado el primer choque serio entre Ana Pastor y la mayoría que representan todos los grupos parlamentarios, excepto el Partido Popular -cada vez más solo- Así las cosas, la irritación que ha generado la actitud servil a los intereses del PP de la presidenta del Congreso ha movido a los grupos parlamentarios a anunciar la presentación de iniciativas parlamentarias para reprobar a la ex ministra, mano derecha y amiga personal de Rajoy. Se le acusa, entre otras cosas, de intentar ganar tiempo para enfriar el escándalo político que ha significado el frustrado nombramiento de Soria como ejecutivo del Banco Mundial, un episodio que ha puesto de relieve que en el PP siguen bien lejos de la calle y de lo que se está exigiendo a la política y a las instituciones. Como apuntó acertadamente Pedro Sánchez, da la sensación de que no tienen remedio.
Otros presidentes del Congreso sufrieron la presión de sus propios grupos parlamentarios
El papel institucional que deben de jugar los presidentes del Parlamento ha sido siempre objeto de controversia, especialmente en la Cámara Baja. Curiosamente, los precedentes confirman que han tenido más problemas con el grupo parlamentario de su mismo color político, porque la presión de los suyos les ha llevado siempre a tener que ejercer con moderación y firmeza su rol de árbitros entre los intereses partidarios. Federico Trillo, Luisa Fernanda Rudi, Manuel Marín, José Bono y Jesús Posada tuvieron que sufrir en muchas ocasiones el acoso de los suyos. Todos ejercieron con dignidad e imparcialidad las funciones moderadoras que tenían encomendadas, y fue así a pesar de contar con mayorías de apoyo en la Mesa y Junta de Portavoces. También en esto la dinámica ha cambiado y no ha sido a mejor.
Con todo, lo relevante de estos primeros compases de legislatura de recorrido incierto no únicamente el entreguismo de Ana Pastor a los intereses de Mariano Rajoy; lo verdaderamente llamativo es que el control de la Mesa y de la Junta de Portavoces está en manos de la oposición. Es todo al revés. Ahora que la presidencia del Congreso está en posición de debilidad como nunca antes es cuando se ejercer con mayores muestras de partidismo y obediencia debida al Ejecutivo, en funciones en este caso. Es preocupante la deriva de Ana Pastor, aunque no deje de ser un mero reflejo de como se las sigue gastando el PP a pesar de haber perdido la mayoría absoluta. Es una pena que Ana Pastor entre en la recta final de su trayectoria política con un papel tan decepcionante y, para muchos, entre los que me incluyo, decepcionante.