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Banco Mundial, ciudadanos, Euskadi, Felipe González, Galicia, investidura, PNV, Rajoy, Rubalcaba, Sánchez, Soria, Zapatero
Fracasado el segundo intento de la investidura de Mariano Rajoy, España sigue sin gobierno y, lo que es peor, en el horizonte no se vislumbra una salida a una situación tan inédita como frustrante. La escena política se inunda de mensajes cruzados, ideas-fuerza o eslóganes electorales diseñados por los partidos ante la creciente posibilidad de ir a otras elecciones. Da la sensación de que tienen la cabeza en Galicia, Euskadi o en las urnas que reaparecen en el calendario, porque los líderes y sus respectivos partidos están centrando todos sus esfuerzos en ganar la batalla del 25 de septiembre y siguientes semanas.
Los esfuerzos se concentran ahora en Galicia y Euskadi
Ciertamente, las elecciones vascas y gallegas pueden convertirse en una pieza importante, aunque no determinante. Pueden reforzar o echar por tierra las estrategias partidarias, ayudar a armar o desamar todavía más el puzle que hay que terminar para que haya gobierno en Madrid. Si el PNV sumara con el PP en Euskadi se enciende una pequeña luz a los de Rajoy, que sin duda crecerá si en Galicia los populares conservan la mayoría absoluta. Cara y cruz. Lo malo para el PP es que la posible llave o luz proveniente de Euskadi podría dejar a oscuras su acuerdo con Ciudadanos. Aunque en política nada es imposible, hay una clara incompatibilidad entre C´s y PNV.
Los últimos movimientos llevados a cabo por Rajoy y Sánchez arrojan alguna pista sobre quien tiene más interés en concurrir a una tercera convocatoria electoral y quien no. Para Rajoy el objetivo está puesto en una nueva cita con las urnas, tercera convocatoria en la que puede seguir sumando diputados que le den la posibilidad de formar un gobierno que pueda gobernar. Sólo en esa estrategia (si no dilatoria, pasiva) se puede entender el frustrado nombramiento del exministro Soria como representante de España en el Banco Mundial. La forma en la que se da a conocer la propuesta -unos minutos después del fallido debate de investidura en el que todos los grupos parlamentarios, incluido Ciudadanos, habían denunciado este tipo de escándalos relacionados con el PP- no es un pecado de ingenuidad. Constituyó una provocación en toda regla a la mayoría parlamentaria.
Rajoy mueve todas las piezas buscando unas nuevas elecciones
Por su parte, Pedro Sanchez parece dudar de la conveniencia para él y para su partido de nuevas elecciones. No ayuda que también dude sobre si tomar la decisión de presentar una alternativa a las fuerzas conservadoras, lo que él denomina las fuerzas del cambio. Las dudas le han llevado a coger un camino menos comprometido pero que parece no llevar a ninguna parte. Los contactos con todos los partidos políticos para analizar la situación pero descartando ofrecerse como candidato es confusa, arriesgada y de dificil comprensión para la opinión pública, en general, y para los socialistas, en particular. Sobra márketing donde escasea la política.
El escenario para Sánchez es muy complejo. Los poderes fácticos -tanto políticos como económicos y mediáticos- presionan para que facilite un gobierno de Rajoy. En su partido unos lo animan a presentar una alternativa al PP, junto a Unidos Podemos, mientras otros se encargan de fijarle unas líneas rojas que hacen inviable cualquier tipo de acuerdo con la formación morada. Cualquier camino que elija está lleno de escollos para él.
Buena parte del futuro político de Pedro Sánchez se juega el 25 de septiembre
El 25 de septiembre -en Euskadi y Galicia- el candidato y secretario general socialista se juega una buena parte de su futuro en política. La referencia con la que se le va a medir dentro de su partido van a ser los dieciseis diputados que tiene en Euskadi y los dieciocho en Galicia. No le van a tener en cuenta que ahora hay nuevos partidos en la lucha por el reparto de escaños. Conservar lo que tiene le permitirá coger aire para seguir mirando en el horizonte. Ahora bien, si al PSOE le va mal en esos dos territorios históricos se incrementará la amenaza interna sobre su liderazgo y reforzaran su posición los partidarios de facilitar un gobierno de Rajoy.
No es sólo por responsabilidad de Estado por lo que Felipe Gonzále, Zapatero, Rubalcaba y otros cualificados socialistas proponen facilitar gobernar a Rajoy; un gobierno débil de los populares permitiría que gobierne en manos de otros grupos parlamentarios -del PSOE, fundamentalmente- y se abortaría así la estrategia del PP de reforzar su posición con nuevas elecciones en diciembre. Sánchez gana más dejando que se forme gobierno que yendo a otras elecciones, algo que parece que todos ven muy claro; todos menos él.