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Congreso de los Diputados

El mosaico político del nuevo Congreso de los Diputados hace inviable que algún acuerdo pueda garantizar la gobernabilidad del Estado, un problema que asoma precisamente ahora que España debe afrontar un período sin duda apasionante, un tiempo en el que hay que seguir abordando la recuperación económica y social, el encaje de Cataluña y otros territorios, distintas reformas estructurales y, sin duda, la actualización de la Constitución.

Las matemáticas dicen que hay varias sumas que pueden propiciar mayorías suficientes para gobernar. Sin embargo, la política dice que todas ellas son, a corto plazo, una quimera. Por lo tanto, citémonos otra vez en las urnas.

En los términos expresados en el texto anterior, que he recuperado sin quitar o añadir frase o argumento alguno, me expresé en este blog el pasado 27 de diciembre. Con la reflexión que abre el análisis de hoy culminé mi artículo, siete días después de las últimas elecciones generales, bajo el título ‘Otra vez a las urnas‘.

Ciertamente, como apunté entonces y como lamentablemente el tiempo ha confirmado tres meses después, los resultados que arrojaron las urnas dejaron un mapa político tan inédito como difícil.

El mandato de la ciudadanía, en lo que constituyó una clara invitación a la búsqueda de la concertación, del acuerdo, del diálogo y del entendimiento entre diversas fuerzas políticas, tropezó con la falta de cultura de pactos y, sobre todo, con los egoísmos de los líderes y sus respectivos partidos.

Después del proceso que ha culminado estos días en un rotundo fracaso de todos, la táctica de Rajoy de esconderse y esperar tranquilamente la inviabilidad del entendimiento entre los otros le permite abordar el segundo asalto del 26 de junio con poco desgaste personal. Puede que no haya dado muestras de la valentía o iniciativa que la sociedad pueda esperar de un presidente que aspira a seguir siéndolo, pero desde una óptica estrictamente táctica, como estrategia, muchos factores apuntan a que de esa manera ha evitado un mayor debilitamiento dentro y fuera de su partido.

En este orden de cosas, la entrega, el protagonismo y el entusiasmo exhibido por Pedro Sánchez en la dura batalla que ha librado, también dentro y fuera de su organización, requieren un análisis en profundidad que permita a los socialistas definir con claridad y acierto qué estrategia necesitan para sobrevivir al combate que se les avecina con rivales a su derecha y a su izquierda. O el PSOE es capaz de aliarse con uno de ellos o nunca volverá a ser Gobierno.

Las incertidumbres son muchas, las dudas de los partidos no son pocas y la ciudadanía, desconcertada por la incapacidad de los líderes políticos, asiste sorprendida a un bloqueo político que requiere la cintura, el talante y la inteligencia que se ha echado en falta del 20 de diciembre a esta parte.