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En apenas cuarenta y ocho horas dará comienzo en el Parlamento un debate que, junto al de Presupuestos, figura en mayúsculas en el calendario político de nuestras islas.
Un debate, el de la nacionalidad, que afronto con el objetivo de trasladar a la Cámara y a la sociedad un análisis realista, útil y comprometido sobre el presente y futuro de las mujeres y hombres de nuestra tierra.
Daré cuenta del trabajo que, en diferentes ámbitos, está llevando a cabo el Gobierno que presido y, con datos e indicadores en la mano, voy a fundamentar los avances y resultados de esas líneas de actuación.
Con este punto de partida, invito a todos los grupos parlamentarios a que se sumen al objetivo –seguramente compartido– de que el debate sea verdaderamente útil y, en esa dirección, que aprovechemos para trasladar al conjunto de la sociedad un mensaje nítido y constructivo sobre las luces y sombras de nuestra realidad económica. En este sentido, animo a que a pesar de las crecientes dificultades presupuestarias seamos ambiciosos y valientes porque no podemos abandonar los importantísimos retos que tenemos planteados.
Si no lo conseguimos, si no somos capaces de protagonizar un debate útil y fértil en ideas y propuestas, todos lo perderemos. Si, al contrario, son la seriedad, el rigor y el sosiego los que marquen las sesiones parlamentarias, entonces sí podremos decir que todos hemos ganado el debate.
Sin duda, son muchos los asuntos que merecen atención en el debate de la nacionalidad, y lamentablemente éste se va a producir antes de la aprobación de los Presupuestos Generales del Estado. La decisión del Gobierno central de retrasar su tramitación –por cuestiones exclusivamente partidistas , desatendiendo el interés general– nos niega una valiosa información para entender la dimensión de las dificultades a las que todos tendremos que enfrentarnos a corto y medio plazo.
De las cuentas estatales dependerán muchas de las decisiones que tome el Gobierno de Canarias para garantizar el mantenimiento de los servicios públicos esenciales. Porque bajo las discusiones económicas –muchas veces edulcoradas con tecnicismos ajenos al ciudadano común– subyace un debate de enorme calado social: hablamos, al fin y al cabo, del mantenimiento de la sanidad y la educación públicas o de la viabilidad de las prestaciones sociales; en definitiva, de un modelo de sociedad.
Los canarios aguardamos con mucha preocupación la definición de ese escenario presupuestario. Preocupación porque las Islas han hecho bien los deberes en contención del gasto desde el año 2008 y no merecen ser castigadas con nuevas y desproporcionadas exigencias. Llanamente, los canarios no podemos perder un céntimo más.
El camino no será fácil, no lo ha sido hasta ahora, pero este debate de la nacionalidad debe estar a la altura de lo que la sociedad nos está demandando a quienes desempeñamos alguna responsabilidad pública: seriedad, compromiso y, por encima de todas las cosas, respuestas eficaces.
Desde la península también queremos apoyar la causa de Paulino Rivero, su defensa de las Islas y de las energías renovables.
Tuve el placer de conocerle personalmente durante sus viajes a Madrid en 2002-2003 y sigo pensando que es de los pocos políticos que merece la pena apoyar.
Pertenezco a un colectivo que se pregunta dónde tenemos que dirigirnos para colaborar.
Mariaje E.R.
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