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Canarias con calidad

Canarias tiene que crecer, pero tiene que crecer responsablemente. Crecer sí, pero no de cualquier manera. Vivimos en un territorio no sólo muy limitado, sino también fragmentado y extremadamente frágil. Cualquier desequilibrio puede acarrear consecuencias incalculables y echar por la borda todos estos años de trabajo y esfuerzo en pos del desarrollo y el bienestar de nuestra gente. Por eso resulta tan importante modular crecimiento poblacional. Por eso resulta imprescindible crecer sin consumir más suelo.

Nuestra apuesta por lograr unas condiciones permanentes de prosperidad en las Islas es algo que impregna nuestra acción, ha sido el norte de nues tras políticas allí donde hemos gobernado y forma parte importante de nuestro programa electoral. Pero hay que aprender de los errores del pasado, de ese crecimiento vertiginoso que ha sido a la vez origen del despegue, pero también del retroceso que hemos experimentado, y que a punto ha estado de afectar de manera irreversible a nuestro patrimonio natural, nuestra economía y nuestra sostenibilidad.

Y, repito una vez más, cuando hablo de sostenibilidad lo hago en toda su extensión. No como el ignorante que sólo ve o quiere ver una parte del problema y se olvida del resto, como si el desarrollo sostenible no dependiera de todos los factores que lo nutren, como si sólo una medida aislada en lo natural o en lo económico fuese suficiente garantía de éxito.

¿Es posible un desarrollo sostenible con un crecimiento demográfico muy por encima del que puede soportar un territorio, como el que ha vivido Canarias en la última década? Rotundamente, no. Y no lo decimos sólo nosotros, lo dice cualquier experto objetivo en esta materia, desde los ecologistas a los sociólogos. Lo dice también la Unión Europea, que en estos momentos elabora un estudio del impacto poblacional en las regiones ultraperiféricas (RUP). El continente ofrece muchas posibilidades de expansión, pero en un archipiélago como el nuestro el desequilibrio poblacional es un tema muy delicado.

Igual de delicado que el desequilibro medioambiental. Por eso nuestra Ley de Medidas Urgentes señala el camino de preservar nuestro suelo y centrar la actividad constructora en la rehabilitación de la planta alojativa. Con esto conseguimos dar empleo a todo ese gran colectivo de parados del sector de la construcción, reavivar el sector y continuar en la senda del crecimiento económico. Pero equilibrado y consciente.

Apostamos por una Canarias en la que primen el bienestar social y la calidad de nuestro desarrollo y nuestra oferta. Donde todos podamos vivir sin agotar ni amenazar nuestros recursos naturales, culturales, sociales y económicos. Una Canarias respetuosa, avanzada y responsable.

Los aspectos relacionados con esta idea se encuentran integrados en prácticamente todos los capítulos de nuestro programa electoral (PDF), especialmente en los relacionados con la economía, el medio ambiente y la ordenación del territorio, y el nuevo Estatuto de Autonomía.