Discurso institucional del Día de Canarias 2011

“Unas Islas que amanecen navegando la esperanza”.

Los versos de nuestro himno, válidos para cualquier tiempo, constituyen una mirada certera al presente que pisamos. Una mirada que navega llena de confianza. Un presente de dificultades que amanece cargado de esperanza. Un pueblo que, como tantas veces, ha plantado cara a las adversidades con inteligencia, coraje y esfuerzo.

Unidos como nunca antes lo habíamos estado. Compartiendo un mismo camino, un mismo sentimiento.

“Navegando la esperanza”.

Buenas noches.

Corren tiempos tremendamente exigentes. Tiempos que imponen altísimas dosis de responsabilidad, colaboración y trabajo. Mucho trabajo. Tiempos para la política. Para reivindicar, alto y fuerte, la vocación de servicio público. Para que las instituciones y sus representantes rescatemos del desánimo a miles de ciudadanos que acampan en la desilusión y el hastío.

Es hora de seguir trabajando por esta tierra desde todos los ámbitos, entidades y colectivos. Hora de seguir colocando el interés de Canarias por encima de cualquier otra obediencia.

Son tiempos que ayer, hoy y mañana imponen llenar de capacidad, compromiso y buen gobierno a las instituciones.

Porque es madurez, seriedad y estabilidad lo que demandan los ciudadanos; especialmente aquellos que todavía hoy sufren los zarpazos de la crisis económica.

Las instituciones lo necesitan. No hay más camino que la colaboración y el trabajo conjunto. Sólo así los canarios dejaremos definitivamente atrás los años más oscuros de la crisis.

Atrás la situación más compleja de cuantas hayamos afrontado en las últimas décadas.

¿Han acabado las dificultades? Obviamente, no. Pero, con los pies en el suelo, podemos decir que Canarias navega la esperanza.

Hace ahora un año apunté, en este mismo escenario, que en 2011 empezaríamos a dejar atrás la crisis económica. Hoy, un año después, datos e indicadores confirman que hemos aterrizado ya en los primeros meses de la recuperación.

Conscientes de nuestras fortalezas y capacidades, pero también del estrecho margen de maniobra de las comunidades autónomas, hemos plantado cara a la crisis. Y, en lo que constituye un éxito de todos, estamos ganando esta batalla como tantas otras veces en el pasado.

Administraciones, agentes sociales y colectivos de distinta naturaleza fuimos conscientes de la dimensión del problema. Reaccionamos pronto. Hicimos las cosas razonablemente bien.

Que indicadores y analistas confirmen que Canarias está saliendo antes del túnel no es casualidad. Es fruto del trabajo. De la tarea llevada a cabo, hombro por hombro, por sindicatos, empresarios, ayuntamientos, cabildos y por el Gobierno de Canarias. Todos, sin excepción, entendimos que debíamos trabajar duro. Todos comprendimos que debíamos ir de la mano.

Solo de esa manera, cuando volviera a soplar viento de bonanza nos encontraría con todas las velas desplegadas.

Hoy, por fin, esas velas están desplegadas.

Hemos sabido llegar a acuerdos que nos permiten avanzar. Y es que la unidad, la voluntad de avanzar unidos y de trabajar juntos, nos define –ahora sí- como pueblo.

Las cosas nunca fueron fáciles para esta tierra. Tampoco ahora. Nadie nos ha regalado nada. Nunca nos regalaron el presente, tampoco el futuro. Nos lo hemos ganado a pulso. Paso a paso. Aprendiendo a encontrar camino donde no lo había. Encontrando nuevas respuestas para las nuevas preguntas. Siempre con el afán de superación de un pueblo capaz. De gente con amor propio. Con agallas. Sin miedos. Un pueblo prudente, pero valiente. Leal, pero firme. Humilde, pero orgulloso.

Canarias es una realidad que cosecharon con sus manos quienes nos precedieron, quienes se empeñaron en que esta tierra alejada, fragmentada y tantas veces olvidada fuese un proyecto de convivencia posible.

Hoy, como ayer y como siempre, seguimos trabajando sin descanso para que Canarias se siga acercando a la casa común que somos, habitamos y soñamos.

Las páginas de nuestra historia están llenas de nombres propios escritos con letras bien grandes. Nombres como el de todos los premiados esta noche.

Junto a las cientos de miles de manos que día a día, semana a semana, dibujan, cohesionan y hacen posible nuestras Islas, los premiados asoman como faros que nos sirven de referencia.

Entre unos y otros, sumando el talento, el esfuerzo y la entrega, todos sin excepción hemos conseguido que Canarias emerja como una sociedad más preparada, más fuerte, más cohesionada. Más justa.

Es mucho lo que queda por hacer, mucho lo que debemos mejorar. Pero tenemos motivos de sobra para tener confianza en nosotros mismos. Hagamos un hueco a la autocrítica, sin duda. No caigamos en la tentación del conformismo o del triunfalismo. Ese no es el camino.

Ahora bien, pasemos página de una vez por todas al derrotismo. Somos muy capaces. Digámoslo bien alto. Creamos en nosotros. Creamos en Canarias.

Si algo tienen en común los pueblos que progresan es la confianza en sus propias posibilidades. Por eso, ahora que la crisis ha abierto auténticos desafíos, no debemos permitir que nos asusten los cambios.

No cerremos las puertas a las reformas, a lo nuevo. Hay cosas que mejorar, y debemos mejorarlas. Hay medidas inaplazables que deben tomarse. Hay que poner en hora algunas estructuras administrativas. Ahora bien, ni un paso atrás. No demos un solo paso atrás en la defensa de lo público.

Canarias no debe dar un paso atrás ante quienes ven en la crisis, no una razón, sino una coartada para desmontar pieza a pieza, servicio a servicio, el estado del bienestar. Hay que abordar cambios, pero esos cambios deben tener su límite en la justicia social y en la atención a la parte más frágil de la sociedad.

Si algún pueblo no puede permitirse que los ajustes arrinconen la cohesión territorial, ese pueblo es el nuestro. Si algún pueblo necesita que lo público garantice determinadas prestaciones, ese pueblo es el nuestro.

Hablo, no de una Canarias subsidiada, sino de una Canarias justa, cohesionada y equilibrada. Una Canarias que navegue la esperanza.

El 30 de mayo marca el inicio del autogobierno que nos ha permitido avanzar, cada vez a mayor velocidad, hacia la sociedad equilibrada, competitiva e innovadora que pretendemos. Los canarios hemos demostrado que podemos y sabemos hacer las cosas. Hacerlas bien. Con inteligencia.

Cometiendo algunos errores, pero sumando aciertos que nos acercan a un modelo económico razonable, que conviva responsablemente con el territorio. Recordemos, sin detenernos en ello, que durante mucho tiempo Canarias fue el territorio más atrasado del Estado.

O que en pocos años decidiendo y gestionando nuestro destino, Canarias ha progresado como nunca lo había hecho en cinco siglos. Recordemos ambas cosas para, acto seguido, reivindicar el estado de las autonomías frente a quienes directa o indirectamente están cuestionándolo.

Dicho esto, miremos hacia delante. La experiencia nos ha enseñado que si las cosas se hacen bien, de las crisis se sale más fuerte de lo que se entra. Sigamos trabajando para incrementar las oportunidades. Sigamos trabajando para que los que no tienen un empleo lo encuentren, o para que quienes lo tienen lo mantengan o mejoren.

Pero, no nos quedemos ahí.

Las crisis constituyen un momento idóneo para consolidar los aciertos y corregir errores o debilidades. En esa dirección, entre todos estamos consiguiendo que los acuerdos y el diálogo se hayan convertido en los auténticos motores de la recuperación económica en las Islas.

Tanto los pactos firmados en Canarias como los acuerdos sellados en Madrid han permitido que Canarias vaya mejor que el resto del Estado; con problemas, pero mejor.

Veamos en estos resultados un éxito de todos, sin lecturas partidistas.

Y como un éxito de todos debemos igualmente celebrar el enorme esfuerzo que hemos realizado para acercar las Islas entre sí y conectarnos con el exterior, o la apuesta por la diversificación de nuestro tejido productivo para alcanzar un modelo de desarrollo más sólido.

Un modelo que tiene y tendrá, como pilares fundamentales de la competitividad, la innovación, las nuevas tecnologías de la información y las comunicaciones. Un modelo de desarrollo limpio, en donde la sostenibilidad y el respeto medioambiental sean una manera de pensar, de actuar, de vivir.

Nadie tiene fórmulas milagrosas para superar ni ésta ni ninguna crisis. Y, sin duda, hay problemas que persistirán y otros que no están únicamente en nuestras manos resolver.

En este orden de cosas, es necesario profundizar en nuestro autogobierno, subir más peldaños en nuestra capacidad de decisión para aumentar también nuestro margen de maniobra ante situaciones como las que hemos vivido.

Estamos atravesando –navegando- un punto de inflexión; un reto, que nos debe servir –nos está sirviendo, de hecho- para mejorar. Y mejorar Canarias es que todos los canarios, independientemente de la isla en la que residan, disfruten de las mismas oportunidades.

Mejorar Canarias es concentrarnos, entre otras metas, en mejorar nuestra oferta turística sin consumir más suelo. Seguir mejorando Canarias es facilitar la creación de empresas y de puestos de trabajo para los hombres y mujeres del Archipiélago. Es apoyar la educación. Es apostar por la formación profesional, el desarrollo y la aplicación tecnológica. Es crecer sin deteriorar el paisaje, sin devorar recursos. Es dar respuestas a nuestros agricultores, a nuestros ganaderos, a nuestros pescadores. Es conseguir que el sector primario sea la despensa del mercado turístico.

Mejorar Canarias supone un esfuerzo colectivo, sin duda. Pero un esfuerzo que parte de la voluntad individual de cada uno de nosotros. Tendremos que seguir poniendo lo mejor de nosotros mismos para avanzar. Aprovechemos la profunda transformación social a la que estamos asistiendo, para que ésta juegue a nuestro favor y no en contra del interés general.

Usos y costumbres, relaciones económicas y comerciales están sufriendo cambios de enorme envergadura. Cambios que no nos han de intimidar. Antes al contrario, encaremos ese nuevo futuro con optimismo. Confiados en nuestras propias posibilidades. Alentados por el ejemplo de generaciones pasadas que supieron abrirse paso en circunstancias realmente desfavorables.

Tenemos el coraje y la capacidad necesarios para ello, para transitar resueltos por ese nuevo mundo que está reescribiendo las recetas convencionales.

Estos tiempos precisan de hombres y mujeres comprometidos, audaces y valientes. Emprendedores. Soñadores. Ciudadanos decididos a luchar por un futuro mejor, decididos a tomar las riendas de su destino.

A seguir mejorando Canarias contribuye con su trabajo investigador, su compromiso medioambiental y su trayectoria profesional, Wolfredo Wildpret de la Torre, Premio Canarias de Investigación e Innovación.

Una Canarias que mejora gracias a la labor de estudio, clasificación y divulgación de nuestros orígenes, de la historia y prehistoria del pueblo canario, que honra a Antonio Tejera Gaspar, Premio Canarias de Patrimonio Histórico.

Una Canarias mejor también gracias al enriquecimiento de nuestro acervo cultural, la difusión de nuestro patrimonio musical y el compromiso con la actividad musical y docente que desarrolla desde hace casi doscientos años la Sociedad Filarmónica de Las Palmas, Premio Canarias de Bellas Artes e Interpretación.

Una Canarias mejor a la que contribuyen indudablemente nuestras Medallas de Oro.

Las universidades canarias en tanto motor e impulsoras del Campus Atlántico Tricontinental, llamado a ser un centro de referencia en investigación, innovación y docencia.

La Plataforma Palmera de Atención Integral a la Discapacidad (Indispal), con su infatigable labor de atención a las personas con discapacidad y a sus familias.

El Mancomún de la Costa de Fuerteventura, felizmente empeñados en conservar y transmitir la cultura del pastoreo de la cabra majorera, en el apoyo al perro bardino majorero y a otros valores culturales de la tradición y la historia de la Isla.

David Jiménez Silva, cuya trayectoria futbolística constituye no sólo un orgullo para el pueblo canario, sino un ejemplo de entrega, deportividad, esfuerzo y superación para todos los jóvenes del Archipiélago.

Valores que comparte con Pedro Rodríguez, también medalla de Oro de Canarias 2011 -que ya recibiera su distinción meses atrás-.

Ladislao Rodríguez Bonilla, ejemplo de compromiso social, entrega a su tierra y a sus semejantes. Un conejero que ha dedicado su vida a colaborar no sólo con las asociaciones deportivas y sociales de su municipio, Haría, sino también con el resto de Canarias.

Angel Luis Tadeo, que nos dejó a principios de este año. Un emprendedor que hizo de la creación de empleo, el diálogo y el entendimiento una bandera que enarboló tanto como presidente del Grupo Dumas, como en todas las responsabilidades que ocupó, incluyendo su etapa al frente de la Cámara de Comercio de Las Palmas.

A todos, mi reconocimiento, mi gratitud y el reconocimiento y la gratitud del pueblo de Canarias.

Los pueblos avanzan porque las mujeres y hombres que lo conforman quieren mejorar y unen sus esfuerzos para que lo que sueñan se haga realidad. Los pueblos no se construyen por decreto. El sentimiento de unidad no se impone, como no pueden imponerse la ilusión, el compromiso o la participación ciudadana.

Trabajemos para que, cuando amanezcamos al tiempo nuevo que llega de la mano de la crisis económica, Canarias sea mejor. Sigamos trabajando por unas Islas más justas, más equilibradas, más prósperas. Por un Archipiélago que intercambie –dé y reciba- conocimientos, proyectos y cultura de las distintas realidades continentales de las que bebemos. Trabajemos para ser un espacio que sea referente mundial en astronomía, en turismo, en aprovechamiento de recursos tan esenciales como el agua o el viento. Por una Canarias que sea campus de excelencia en educación y formación de nuestros jóvenes. Un territorio donde las ideas puedan transformarse en empresas, en puestos de trabajo.

Sigamos trabajando por esta casa común que es Canarias.

Todos, desde el Gobierno, los cabildos o los ayuntamientos. Desde los sindicatos y las patronales, colectiva o individualmente. Todos debemos sentirnos orgullosos de lo mucho que hemos avanzado estos años, del trabajo realizado.

A pocos días de que se constituyan las nuevas corporaciones locales y de que eche a andar una nueva legislatura, todos debemos comprometernos a seguir trabajando por esta tierra desde la lealtad, el diálogo y la colaboración.

A trabajar con responsabilidad, ofreciendo a las instituciones la estabilidad y el buen gobierno que la sociedad reclama.

Conscientes de que todos hacemos un mismo camino, un mismo sentimiento.

Muchas gracias.

Las Palmas de Gran Canaria, 30 de mayo de 2011

3 pensamientos sobre “Discurso institucional del Día de Canarias 2011”

  1. loly gutierrez dijo:

    Yo he observado que los canarios estamos cambiando . Le dedicamos mas tiempo a la familia ,al deporte…..estamos teniendo a pesar de la crisis calidad de vida y ojala que este hastio lo dejemos poco a poco en el camino. .y demos paso a la ilucion

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