Canarias continúa ofreciendo al mundo -especialmente a Europa- una oferta turística muy potente y competitiva. A la exitosa presencia de las Islas en la ITB de Berlín se suman las excelentes valoraciones que recientemente habíamos recibido en FITUR, Madrid, y en la World Travel Market de Londres.

El clima, la diversidad paisajística, la nitidez de nuestro cielo, la biodiversidad marina, la calidad de nuestras infraestructuras, el alto nivel que ofrece nuestra planta alojativa, el sistema sanitario y la seguridad de las islas nos colocan en una posición privilegiada para competir con los destinos turísticos más potentes del planeta. Vendemos realidades, no campañas huecas y vacías. Sin alcanzar las excelentes expectativas que ofrecieron las ferias de Madrid o Londres, la cita de esta semana en Berlín apuntó hacia una recuperación del mercado alemán. 

Los efectos colaterales de la invasión de Ucrania han rebajado las expectativas económicas de Alemania y, evidentemente, ha sido un freno para el sector turístico germano. Aunque las perspectivas de la llegada de turistas alemanes a las Islas son positivas, hay factores ajenos a su voluntad que condicionan el resultado final de la próxima temporada de verano —aunque, no obstante, las previsiones apuntan a que será muy positiva—.

La apuesta de Canarias por seguir diversificando los mercados de origen es el camino más seguro para evitar la dependencia de nuestros tradicionales clientes alemanes, británicos y españoles. Tenemos que hacer un mayor esfuerzo promocional para favorecer la llegada de españoles. Para los peninsulares busquen buen clima en invierno, la alternativa a Canarias está en el Caribe –a más de diez horas de avión– y sin las condiciones ambientales, sanitarias, de seguridad y climatológicas que disfrutamos aquí.

La oferta canaria para el turismo de verano nada tiene que ver con la que ofrecen Baleares o todo el sur y levante. Las temperaturas moderadas que predominan en el verano en las Islas nada tienen que ver con las irrespirables condiciones que ofrece todo el arco del Mediterráneo. Por tanto, hay margen para mejorar la ocupación del turismo peninsular en la temporada de verano. 

Un factor determinante que frena la llegada de turismo proveniente de la península es el precio de los billetes de avión. Es un tema estratégico para la economía de las Islas y deberíamos tenerlo siempre en lo más alto de los asuntos a negociar con el Gobierno de España.

A las buenos datos exhibidos en FITUR, en la World Travel Market y en la ITB, sobre el crecimiento y gasto de los turistas españoles, británicos y alemanes, se une el magnífico comportamiento con el que están evolucionando otros mercados y que ayudan a que el sector turístico canario cada día sea más sólido y menos dependiente.  La marca Canarias, cada día es más atractiva para italianos, franceses, nórdicos, neerlandeses o polacos; el crecimiento en estos mercados emergentes y los buenos datos del turismo español y británico han sido determinantes en el exitoso año turístico que hemos tenido, a pesar del frenazo en la llegada de alemanes. 

La naturaleza nos ha dado los factores determinantes para desarrollar en el Archipiélago una industria, como la que representa el turismo, que nos ha permitido desarrollarnos social y económicamente como no lo habíamos hecho en los más de 500 años de nuestra historia. Alguien tiene que comenzar a hacer pedagogía de cómo vivíamos en las Islas antes de los años 80; de nuestra histórica condena a tener que emigrar o de los niveles que teníamos en educación, sanidad, infraestructuras, vivienda, calidad de vida y bienestar.

Alguien debe de hacerlo antes que los agitadores de la turismofobia terminen por espantar a la verdadera gasolina de nuestra economía: los turistas.

Por otra parte, instituciones, empresarios y sindicatos deben de implicarse más en el respeto al medio del que disfrutamos y en la apuesta por verdaderas políticas de sostenibilidad. Mirar para otro lado sería un error.