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Canarias, Cohesión Social, construcción, empleo, empresarios, Exclusión Social, formación, pobreza, sindicatos
De tiempo a esta parte, en los medios de comunicación nos estamos encontrando con noticias aparentemente contradictorias: las referidas al problema que está teniendo el sector de la construcción para encontrar mano de obra y los alarmantes datos sobre la población que está en riesgo de exclusión social. En este orden de cosas, parece darse una coincidencia generalizada entre políticos, empresarios y sindicatos -en definitiva, en la sociedad en general- en la idea de que la mejor manera de hacer frente a la pobreza es el trabajo, el buen empleo.
El pasado domingo aludí a numerosas informaciones referidas a la falta de trabajadores para responder a la demanda del sector de la construcción. En concreto apunté:
“El sector de la construcción de Canarias se está topando en su recuperación con un problema que nunca hubiera imaginado: la falta de personal cualificado. Los 145.000 ocupados que había en 2007 han desaparecido con la crisis. Las empresas no encuentran personal con el perfil que demandan. El sector de la construcción ha comenzado a crecer en Canarias y comienza a demandar mano de obra. Las empresas y promotoras no están encontrando mano de obra cualificada y que encaje en el perfil que buscan”.
Mientras tanto, casi coincidiendo en el tiempo con lo anterior, y en idénticos medios, escuchamos y leímos que el 44,6% de la población de las Islas convive con el riesgo de exclusión social:
“Canarias es la Comunidad Autónoma con mayor riesgo de pobreza y exclusión social con una tasa del 44,6% de la población, según el VII informe ‘El Estado de la Pobreza. Seguimiento del indicador de pobreza y exclusión social en España 2008-2016′ de la Red Europea de Lucha contra la Pobreza y la Exclusión Social en el Estado Español (EAPN-ES), presentado este lunes en el Congreso de los Diputados, ante la celebración este martes del Día Internacional para la Erradicación de la Pobreza”.
No resulta sencillo entender cómo en nuestra tierra, con un crecimiento económico sostenible por encima de la media del Estado, con el principal sector de nuestra economía batiendo récords de ocupación y de ingresos, y con los presupuestos más expansivos que ha tenido nuestra Comunidad Autónoma, cada día sea mayor la brecha en las condiciones de vida de nuestra gente. Nuestra economía no es capaz de ofrecer oportunidades de trabajo a tanta gente. Es necesario un amplio compromiso social -administraciones, empresarios y sindicatos- para priorizar el trabajo para la gente de aquí.
En esta dirección, también señalé en mi comentario anterior:
“No hubiera extrañado mucho que necesitáramos importar directores o personal para la recepciones hoteleras que hablen chino, japonés, ruso o polaco. Tampoco llamaría la atención que tuviéramos que buscar en el mercado del trabajo peninsular o internacional expertos en seguridad informática, ingenieros aeronáuticos, especialistas en comunicación digital, especialistas en Big Date o astronautas. Pero, no siendo eso lo que ocurre ni esos perfiles los que se demandan, si clama al cielo tener que importar albañiles de primera y segunda categoría”.
Garantizar la cohesión social, y hacer frente a la pobreza y a la exclusión social, debe ser una tarea de todos. Por supuesto de las administraciones, pero también de los sindicatos y de los empresarios. Las administraciones públicas canarias deben de aprovechar al máximo la resolución de la Comisión Europea que permite priorizar la contratación de mano de obra local cuando existe, como es el caso, un grave riesgo de exclusión social. Los empresarios deben asumir un mayor compromiso con nuestra sociedad, incrementando las oportunidades de trabajo para la gente que vive aquí. Los sindicatos pueden igualmente contribuir de forma decisiva a que las oportunidades del mercado del trabajo ayuden a plantar cara a la pobreza y a la exclusión social.
No se puede despachar un asunto tan dramático como la pobreza y la exclusión social, en relación con las oportunidades de trabajo que aquí se crean, con las conocidas sentencias: no están preparados, no tienen formación. Hay herramientas para priorizar que los puestos de trabajo sean para las mujeres y hombres de aquí. No hay tiempo que perder. Todos tienen algo que decir y hacer en el compromiso de combatir el desempleo -o los malos empleos- que tanto multiplican la exclusión y la pobreza.