Rajoy y Pedro Sánchez

Rajoy y Pedro Sánchez

Con el corazón y la cabeza en La Palma -una vez más el fuego nos ha dado duro, uniendo a los canarios en el esfuerzo, la rabia y el dolor- estos días en España la vida sigue pasando sin que nada pase: las decisiones de Estado de vacaciones y sin gobierno. Es verdad que una cosa no tiene que ver con la otra, pero llama la atención que durante los siete meses que llevamos sin gobierno los datos de crecimiento de la llegada de turistas extranjeros superen las previsiones más optimistas. El ritmo de crecimiento se mantiene constante, mes a mes, por encima del 10% con respecto al mismo período del año anterior -que, además, fue año de récord en la visita a España de extranjeros-.

Cataluña, Baleares, Canarias, Valencia, Andalucía y en general todos los territorios del Estado se han beneficiado de este espectacular incremento. El turismo de ciudad, el deportivo, el gastronómico, el cultural, el de salud o el de sol y playa han visto como ha crecido la ocupación hasta unos niveles desconocidos hasta el momento. El gasto por turista al día ha crecido de forma significativa -alrededor del 7%-.

Este período dulce en la llegada de turistas extranjeros tiene que ver con la magnífica oferta y diversidad que ofrece el conjunto de España

Así las cosas, las menguadas arcas del Estado también se beneficiarán de esta mejoría del sector. La evolución positiva que está teniendo el número de ocupados y la disminución de la tasa de paro en el conjunto del Estado está asociada -también- al buen comportamiento del sector turístico -para otro momento queda la reflexión sobre el tipo de empleo que se está creando y si el incremento de beneficios empresariales tiene una repercusión justa en la mejora de las condiciones laborales de los trabajadores-.

Este período dulce en la llegada de turistas extranjeros tiene que ver con la magnífica oferta y diversidad que ofrece el conjunto de España y, por otra parte, con las dificultades que están atravesando países competidores como Egipto, Turquía o Túnez. No hay espacio para la autocomplacencia sino para, aprovechando la bonanza, corregir errores y mejorar el producto. Es el momento de gestionar el éxito en el sector y prepararnos para poder competir con garantías cuando afrontemos dificultades. La mejora global de la calidad de las oferta es la mejor arma.

Hay factores que van bien o muy bien a pesar de la política

Paradójicamente, a pesar de la política hay ámbitos de la economía que viven su mejor momento. Cara y cruz de la realidad española. Luces y sombras del 2016 al que nos han condenado los partidos. Mientras el sector turístico español está de enhorabuena y batiendo récord, en el plano político también batimos récord en la incapacidad para alcanzar acuerdos que permitan que haya un gobierno estable que aborde los importantes retos que el Estado tiene por delante. Nadie quiere una nueva repetición de elecciones, pero tampoco facilitan la articulación de una mayoría para poder investir a un presidente. El fracaso de la política parece no tener techo. La capacidad de los líderes de los principales partidos parecen tocar suelo. El verano es el período vacacional por excelencia. La gente disfruta, cada uno según sus posibilidades, de la familia, las fiestas del pueblo, los amigos, el monte o la playa. Este verano los líderes políticos consumen las vacaciones, el tiempo y el calendario obstaculizando soluciones e intentando que el adversario no pueda formar gobierno.

La frustración que implica la incapacidad para arreglar las cosas -como formar un Gobierno que se apoye en una mayoría suficiente- se ve compensada por el éxito de aquello que no está en nuestras manos, que nos viene de las circunstancias externas, como es el impresionante récord turístico. Desgraciadamente, cabe concluir que hay factores que van bien o muy bien a pesar de la política. Así no hay forma de recuperar el prestigio y el crédito de las instituciones, de la política mayúscula.