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El líder y candidato del PSOE, Pedro Sánchez, está equivocando los tiempos -demostrando escaso sentido de la oportunidad- a la hora de seleccionar las propuestas que deben ayudarle a no perder protagonismo en la dura campaña electoral que se está librando de cara al 26-J. El viento parece no acompañarlo.
Sánchez ha rescatado el tema catalán, adormecido intencionadamente desde hace algunos meses, planteando una propuesta de pacto político con Cataluña que reconozca su singularidad y mejore su autogobierno. Al menos, de esta manera lo ha puesto sobre la mesa. Lo que plantea el candidato del PSOE se recoge, en parte, en el documento aprobado en la conferencia de Granada, en julio de 2013, cónclave en el que los socialistas intentaron dar respuesta al encaje de las distintas singularidades del Estado con una reforma constitucional que consagre una España federal.
Sin embargo, no ha logrado hilar fino y se le ha vuelto en contra. Si en lugar de limitar su propuesta -refiriéndose exclusivamente al encaje catalán-, Pedro Sánchez se hubiera apoyado en la literalidad y totalidad del documento, refrendado por unanimidad en la conferencia de Granada, los líderes territoriales de su partido no se habrían visto obligados a salir al paso para enmendar el titular que sin duda buscó el candidato.
Sin tiempo a que lo valoraran otras fuerzas políticas, los barones territoriales socialistas han puesto en entredicho la propuesta de Sánchez, considerando que puede perjudicar al partido en muchas partes del Estado y recelan, ante todo, de las alusiones a la bilateralidad.
El documento asumido en Granada por todas las organizaciones territoriales del PSOE hace referencia explicita a las singularidades financieras del Estado -Euskadi y Navarra-, a las lingüísticas -Galicia y Cataluña-, y a las que tienen que ver con la insularidad alejada que representa Canarias.
La defensa de la propuesta consensuada en el seno del partido, que pasa por una reforma de la Constitución, probablemente le hubiera restado espectacularidad -plasmada en titulares- a la hora de presentarla y, seguramente, no sería tan bien recibida públicamente por sus compañeros del PSC catalán; pero, sin duda, le habría ahorrado los recelos que ha despertado en los barones territoriales socialistas.
Para los canarios sería conveniente conocer, antes de votar, si el compromiso del PSOE en el asunto territorial culmina con el pacto político con Cataluña o la apuesta es por un Estado federal en el que se reconozcan las particularidades de los diferentes territorios, entre ellas la más contundente, la única que reconoce Europa, la que representa Canarias como territorio insular alejado.