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Stop terrorismo

Las secuencias de los acontecimientos se van solapando unas a otras a un ritmo cada vez mayor. Una cosa tapa otra. Una noticia sepulta a otra. Un impacto se confunde con el anterior. Sin embargo, hay cosas que deben ser preocupaciones permanentes de los Estados y de los gobernantes; en definitiva, de las autoridades. Una de ellas es, sin lugar a dudas, propiciar la pacífica convivencia de los ciudadanos y la seguridad de las personas. Si hablamos de seguridad hablamos de libertad.

Más de 30 muertos y 340 heridos es el dramático balance de los atentados en Bruselas hace solo unos días. El pasado domingo apunté en esta ventana que me ofrece la red que estamos obligados a encontrar un camino porque no podemos bajar los brazos, no es posible rendirse o resignarse a convivir con la sombra de la amenaza terrorista.

Es verdad que la lucha contra el terrorismo yihadista es difícil y compleja. Pero también lo es que los Estados, los gobiernos y la autoridades pueden hacer mucho más de lo llevado a cabo hasta ahora. Voluntad sobra, pero los resultados ponen de relieve que en la lucha contra esta amenaza las cosas pueden hacerse mejor, más eficazmente.

Según ha quedado de manifiesto en el atentado de la capital de Europa, falló la coordinación interior y la exterior. Es imposible garantizar la seguridad absoluta, pero nunca debe quedarnos la duda de si pudimos ser más diligentes a la hora de utilizar medios y recursos, legislar y decidir a la hora de neutralizar a los terroristas.

Suele ponerse a España como un referente en la lucha antiterrorista. La larga lucha contra el terrorismo interior, especialmente el de ETA, y el atentado de 11-M en Madrid, exigieron que los Gobiernos de las últimas décadas tuvieran como prioridad el impulso de todo tipo de medidas encaminadas a reforzarnos ante tan salvaje amenaza. Conviene recordar las carencias detectadas en la Comisión de Investigación del 11-M y las recomendaciones surgidas de la misma, que sirvieron de base para la adopción de medidas por parte del Gobierno, del Parlamento y de los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado. Las medidas que nacieron en dicha comisión, que tuve la responsabilidad de presidir, fueron el fruto de las comparecencias de mandos policiales, jueces, expertos, catedráticos, políticos y un largo etcétera.

Dejo para mi entrada de la próxima semana las recomendaciones más importantes que, sin duda, han ayudado a mejorar la seguridad de todos y a que España haya avanzado más rápido que otros países de nuestro entorno frente a la barbarie terrorista.