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Venezuela inicia una nueva etapa. Los venezolanos han decidido dar la espalda al chavismo en las elecciones del pasado día 6, precisamente el día en que se cumplían 17 años de la primera victoria de Hugo Chávez. Su pronunciamiento no deja lugar a la duda. El resultado que han arrojado las urnas propone, alto y claro, que se dé un giro y se avance por el camino de la reconciliación hacia otra etapa en Venezuela.
De alguna forma, todo apunta a que con las elecciones parlamentarias se ha abierto una transición en aquel país que tan lejos pero tan cerca nos queda. Esa transición solo será posible sumando y construyendo paso a paso una nueva etapa política, social y también económica.
La oposición venezolana superó todos los obstáculos y ha vencido en las elecciones parlamentarias. La MUD (Mesa de la Unidad Democrática) tendrá el control de la Asamblea Nacional al conseguir 112 escaños, que suponen los dos tercios de la Asamblea y por lo tanto gran capacidad de maniobra para tomar decisiones muy importantes.
Como se ha recordado estos días, su Constitución determina que la Asamblea podrá designar o destituir a las autoridades de otras instituciones, como los magistrados del Tribunal Supremo de Justicia o los miembros del Consejo Nacional Electoral. Además, podrá promover referendos, reformas constitucionales y asambleas constituyentes, así como promulgar leyes orgánicas. Venezuela necesita unidad para afrontar los graves problemas que padece. En el camino hacia esa nueva etapa se encontrarán con obstáculos. Ninguna transición es sencilla y la que ellos ahora emprenden tampoco lo será.
Ciertamente, los pronunciamientos sucesivos, de los unos y de los otros, que se están produciendo apuntan a que el entendimiento entre el gobierno de Nicolás Maduro y la oposición –que controla la Asamblea Nacional– no va a ser fácil. Todo lo contrario.
Todo lo que ocurre en el país nos queda más cerca que lejos. Todo lo que sucede en Venezuela acapara la atención y la preocupación en Canarias. Son muchos los canarios, los descendientes de canarios y los canarios-venezolanos que tienen el corazón allí y aquí.
No podemos ser ajenos y menos en estos momentos a las cosas que pasan en la que tantas veces denominamos la octava isla. Una Venezuela en paz y próspera ayuda a generar bienestar en miles de compatriotas que en su día tuvieron que abandonar las Islas por falta de oportunidades. Las alegrías y fracasos de los venezolanos se viven en nuestro Archipiélago con especial sensibilidad. Ahora que abren un tiempo complejo nuestra gente debe sentirnos especialmente cerca.
Poco tiempo después de la llegada de Chávez al poder, invitado por un grupo de canarios, realicé el primero de muchos viajes que se fueron sucediendo en el tiempo. Me ocupó y preocupó especialmente la situación socio-sanitaria de miles de canarios o sus descendientes a los que las cosas no les estaba yendo nada bien en un país sin estructura social sólida. Poco a poco, entre todos, ayudamos a construir una amplía red de delegaciones, centros de acogida, centros sociales, atención médica, medicinas y ayuda a domicilio que permitieron mejorar el apoyo a nuestra gente.
No hubiera sido posible sin la colaboración activa de un grupo de canarios que con su entrega altruista lo hicieron realidad; entre otros muchos recuerdo ahora a Armengol, Tito Barroso, Negrín, Omaira, Nicolás, Marino, Matías, Miguel , Adolfo, Maximino, Mora y Francisco Correa.
El día 6 un rayo de esperanza apareció en la Venezuela hermana. Si le va bien le irá mejor a miles de compatriotas que están allí y será un alivio muy importante para las familias que están aquí.