Por si quedaba alguna duda, durante el pasado Debate sobre el Estado de la Nacionalidad se pusieron de relieve las enormes diferencias entre el modelo de sociedad que venimos defendiendo desde hace años –en el Gobierno, y en Coalición Canaria– y el que preconiza este Partido Popular. Son agua y aceite. Antagónicos.

Este PP defiende un modelo ultraliberal a imagen y semejanza de los más pudientes; un modelo, el del PP canario, más atento a las demandas y necesidades de las rentas muy altas que a las oportunidades y expectativas de las clases medias o de las familias con mayores dificultades; un modelo, el del PP canario, que no cree en los servicios públicos esenciales y sí en su privatización; un modelo que, en definitiva, da la espalda a la igualdad de oportunidades, a la cohesión social y territorial, a la justicia social.

Es ese mismo partido, el PP canario, este PP canario, el que busca hipotecar el futuro de nuestro Archipiélago con un modelo de desarrollo que pivota sobre la desregulación del territorio, sobre la barra libre al cemento; una apuesta irresponsable y peligrosa en una tierra que vive de sus atractivos naturales y donde la preservación del suelo debe ser la línea roja que jamás debemos cruzar.

No hay puntos de encuentro con este PP, que ha desatendido sistemáticamente a Canarias en los últimos años y que por irresponsables maniobras de estrategia de partido –del PP- castigando a las instituciones de las Islas se ha castigado a los ciudadanos que viven en este Archipiélago.

Dije en el Debate sobre el Estado de la Nacionalidad, y reitero en estas líneas, que el PP ha tratado a Canarias como una colonia. No ha habido respeto ni lealtad institucional. Han hecho oídos sordos a cuantas propuestas –razonadas y razonables- han partido desde el Archipiélago. Nos ha estrangulado financieramente, obligando a todos los canarios a realizar un esfuerzo extra para superar un trance de enorme dificultad.

No hemos encontrado en el Estado un aliado en la defensa de nuestras singularidades; antes al contrario, ha actuado bajo la bandera de un re-centralismo feroz e incongruente con la realidad plurinacional de España.

Pero a pesar de sus agresiones –por acción o por omisión- nos hemos mantenido en pie y hemos demostrado que se pueden hacer las cosas de otra manera; que a pesar de una merma extraordinaria en los recursos disponibles hemos sentado las bases de la recuperación económica (llevamos varios años creciendo por encima de la media del Estado) y que la protección de los más desfavorecidos es posible a pesar de los recortes del gasto público al que nos han obligado.

Defendemos modelos diametralmente diferentes: en economía, en empleo, en medio ambiente, en energía, en transportes, en protección social, en sanidad, en educación, en protección del territorio. El modelo que hemos defendido se apoya en un desarrollo sostenible y respetuoso con el medio ambiente; en un modelo energético basado en las energías renovables; pero, sobre todo, en un modelo que dé respuesta a las necesidades de las personas, que busque siempre la igualdad de oportunidades y, por tanto, la justicia social.

Defiendo y defenderé una sociedad cohesionada, solidaria, en la que los canarios tengan acceso a unos servicios púbicos de calidad en igualdad de condiciones independientemente de la isla en la que residan. Defiendo un modelo que contribuya a reducir la desigualdad con una administración pública garante de los derechos básicos de la ciudadanía.

El PP va exactamente en la dirección contraria. Es el PP, luego el PP canario, el partido que ha destrozado los sistemas de protección social con una reducción drástica de los presupuestos para estos servicios públicos esenciales; el que incumple su compromiso de aportar el 50 por ciento de la financiación de la Ley de Dependencia (en Canarias hemos destinado 183 millones de euros a este capítulo en 2014, frente a los 33 que ha aportado el Estado); el que ha convertido a España en el país de las desigualdades con 12 millones de pobres; el que ha aprobado una reforma laboral que propicia la precariedad; el que ha dado luz verde a una amnistía fiscal para beneficiar a los grandes defraudadores; el que mira hacia otro lado ante el precio abusivo de los billetes aéreos; el que ha incumplido los convenios de infraestructura firmados con Canarias; el que vende nuestros aeropuertos o el que intentó entregar Canarias a Repsol. Ahora, antes, durante y después de las elecciones intentarán hacer borrón y cuenta nueva. No cabe dejarse engañar. Los canarios no van a dejarse engañar.

Canarias no necesita ese modelo, no necesita a este PP. Canarias aspira a algo mejor. Necesitamos sensibilidad social para seguir avanzando en cotas de igualdad y justicia; cordura, para consolidar un desarrollo sostenible y respetuoso con nuestro entorno natural; previsión, para garantizar los servicios públicos esenciales; audacia, para mejorar la competitividad de nuestra economía; talento, para avanzar en innovación.

Canarias necesita seguir avanzando hacia el modelo en el que todos, menos este PP, hemos estado trabajando estos años. Y ese modelo no es ni será el del PP.