Ayer concluyó mi mandato como presidente de turno de las regiones ultraperifércias (RUP) de la Unión Europea (UE), cediendo el testigo al presidente de Martinica, y me gustaría compartir también por aquí algunas reflexiones en torno a la situación, las expectativas y las demandas de estos territorios que comparten con Canarias no pocas realidades y, desde luego, muchas esperanzas.
En los últimos cuatro años se ha desarrollado un intenso trabajo con el objetivo de definir una estrategia renovada para las regiones ultraperiféricas. Se ha trabajado mucho y bien para que nuestros territorios encaren con garantías, y desde una posición sólida, las políticas que marcarán el rumbo de Europa en el periodo 2014-2020.
Las regiones ultraperiféricas somos una realidad que conformamos menos de cinco millones de ciudadanos. Somos algo menos del 1% de la población de la UE. Pero, de una lectura inteligente, certera y responsable de la realidad de nuestros territorios, sólo cabe concluir que somos mucho más que eso. Somos una oportunidad para Europa. Somos una baza que debe dimensionarse correctamente; y porque únicamente atendiendo a lo que nos hace diferentes podemos formar parte de este proyecto en común en condiciones de igualdad, somos una realidad que merece un tratamiento especial.
Las regiones ultraperiféricas somos mucho más de lo que puedan significar poblacionalmente cinco millones de ciudadanos. Somos piezas que Europa debe encajar con inteligencia en su rompecabezas geopolítico. Somos una contribución innegable, firme, a la seguridad de nuestros espacios geopolíticos. Somos una herramienta necesaria como plataformas de cooperación -cooperación que debe ayudar a consolidar la estabilidad y la paz en los entornos de nuestros respectivos espacios-.
Somos interlocutores cercanos con los países vecinos. Somos más de lo que poblacionalmente somos. De ahí que Europa deba invertir en la cohesión social y en el progreso de unos territorios que, como es el caso de los ultraperiféricos, sufren en mayor medida los zarpazos de las crisis económicas, del desempleo. La desestabilización social que asoma en algunos territorios invita a pensar que Europa cometería un gran error si no comparte esta visión, este análisis. Nuestra fortaleza fortalece a Europa. Nuestra fragilidad la debilita.
Somos una oportunidad que la UE no debe desaprovechar. Somos una herramienta útil, única y necesaria para ayudar a avanzar a Europa en cooperación, en seguridad, en estabilidad. Ahora más que nunca, es imprescindible generar certezas. Es necesario ofrecer certidumbres a la sociedad, a los operadores, a los mercados. De ahí la necesidad de poner al día incentivos fiscales que deben ser tan permanentes como nuestras particularidades. De ahí que, en el caso de Canarias, sea necesario actualizar nuestro REF –o, en el camino de incrementar la cohesión social, de defender las producciones tradicionales y, de forma inaplazable, la accesibilidad-.
Sólo sumando voluntades podremos seguir tendiendo puentes para estrechar nuestra asociación con todas las instituciones europeas, y para lograr que nuestra realidad sea tenida en cuenta en la nueva agenda europea. La presencia conjunta de nuestras regiones en este acto es un ejemplo de la unidad de acción y criterio que tradicionalmente ha caracterizado la trayectoria de las RUP. Con ese objetivo seguiremos trabajando. Con esa vocación seguiremos avanzando.
Estoy de acuerdo con su comentario. Saludos
Señor Ribero,quisiera saber porque hay tanta lista de espera para ir a la consulta de un traumatologo ,y tambien porque el medico de familia no puede derivar a un especialista ,por ejemplo a un neurocirujano.
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