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La aparición de las conocidas popularmente como microalgas (cianobacterias) en el mar de Canarias -especialmente, hasta ahora, en Tenerife- está desatando un debate en el ámbito ciudadano, en el institucional y en la comunidad científica que merece un análisis valiente que no muera con el final del verano. Afortunadamente, la ciudadanía muestra -y exige-  una mayor conciencia sobre la necesidad de proteger nuestro medio natural. Siendo así, no debe sorprender que la aparición de manchas marrones en nuestras aguas movilice a cada vez más colectivos, provocando polémicas y controversias tanto dentro como fuera del Archipiélago.

La extraordinaria importancia que tiene la calidad del agua del mar para la buena marcha del turismo es una razón de muchísimo peso, pero en ningún caso la única. Hay otras, pero ésta es la que en mayor medida condiciona o en su caso puede constituir una amenaza para el pilar de nuestra económica. Nuestras costas y el mar que las baña, la rica biodiversidad que caracteriza el entorno, la luminosidad del cielo y las bondades de nuestro clima son los valores que dan soporte a un sector que genera más del 35% de nuestro Producto Interior Bruto y de los  empleos directos que se generan en esta tierra.

Los canarios -quienes viven en Canarias- están exigiendo respuestas ante la preocupación creciente por un fenómeno que nos afecta cada vez más. Algunos medios sensacionalistas de nuestros principales mercados turísticos amplifican la polémica, aprovechando para poner en entredicho las condiciones de nuestro destino. Hay que atajar las controversias antes de que se llegue a consolidar la idea de que Canarias es un destino de baja calidad, con las consecuencias que ello podría traer tanto respecto a la demanda que ahora tenemos como a los precios que ofertamos.

Las discrepancias públicas entre administraciones, entre científicos y entre representantes de la sociedad en general está centrada en las causas que propician la aparición de esas grandes y desagradables manchas en el mar. Para el Gobierno de Canarias la proliferación de microalgas es un fenómeno natural cuya floración obedece a tres factores: el aumento de la temperatura del mar, la calma de las mareas y la calima. En esa dirección, el Ejecutivo ha garantizado que desde que se originó este fenómeno, hace ya cincuenta días, no se han detectado efectos para la salud asociados a este evento. Sin embargo, para el subdelegado del Gobierno de España en Tenerife, Guillermo Diaz Guerra, no existe ninguna duda de que hay una vinculación entre el aporte de nutrientes al mar, en este caso de aguas sin tratar, y las microalgas.

Eso sí, existe un consenso generalizado por parte de ciudadanos, administraciones, empresarios, sindicatos, científicos y medios de comunicación respecto a que los vertidos al mar son nocivos para la sostenibilidad del propio océano y para el disfrute de la calidad del agua del mar, minando además las bondades de un destino turístico de prestigio como el nuestro.

Es necesario eliminar cualquier tipo de duda sobre la incidencia que los vertidos al mar pueden tener sobre las horrorosas manchas en el mar. Es una situación extraordinaria en todos los ámbitos. Ante una situación extraordinaria, una medida extraordinaria. Canarias cuenta desde el presente ejercicio con un ingreso extraordinario del Estado, el extinto impuesto general sobre el tráfico de empresas, que suma unos 160 millones de euros anuales. ¿Por qué no plantearse una iniciativa conjunta, compartida por todos sin excepción, que permita impulsar un plan de lucha contra los vertidos en el mar dedicando al mismo todos los recursos extraordinarios provenientes del IGTE? Una situación extraordinaria exige respuestas igualmente extraordinarias. Si todos los partidos comparten la preocupación social y el rechazo del 100% de los ciudadanos a los vertidos incontrolados, ¿por qué no una iniciativa de consenso apoyada por todos sin excepción alguna?