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Javier Fernández tiene un gran reto por delante.

Javier Fernández tiene un gran reto por delante.

Sea porque a los protagonistas no les interesa o porque se está a lo inmediato -la investidura- hay una pregunta sin apenas respuesta. ¿Han hablado o tienen previsto hablar PP y PSOE de algo más que facilitar que Mariano Rajoy pueda formar su último Gobierno? Hay otras cuestiones que están dejando lejos de los focos. ¿Han alcanzado algún compromiso para que el PP flexibilice sus posiciones de partida y apoye algunas o todas las propuestas contempladas en la resolución del Comité Federal que el PSOE celebró hace hoy siete días? ¿Tiene previsto el PP facilitar la recuperación del PSOE para que sigan ocupando el espacio de referencia de la izquierda y frenar de esa forma a Unidos Podemos? En esta última hipótesis, ¿la estrategia territorial del equipo de Mariano Rajoy incluye facilitar el acceso de los socialistas a algunos gobiernos locales o de comunidades autónomas?

Están negociando el PP y el PSOE algo más que permitir gobernar a Rajoy?

Superadas las primeras incertidumbres con la investidura de Mariano Rajoy otras incógnitas se abren en el escenario político. El PP va a tener que seguir contando en asuntos relevantes con la colaboración del PSOE y los socialistas necesitan algún tiempo para reconstruirse internamente. El PSOE necesita redefinirse y dar forma a su nueva propuesta si quiere ser una alternativa sólida y con opciones frente a los populares. Es posible que en el largo camino que tienen por delante para recuperar la confianza de millones de ciudadanos necesiten apuntalar su presencia institucional. Para hacerlo necesitan a los de Rajoy. El entendimiento entre socialistas y populares abre una etapa diferente que sin duda está mereciendo un seguimiento en muchos analistas que hasta este momento veían en esta posibilidad de acuerdo solo una fantasía inviable.

La resolución aprobada en el Comité Federal del PSOE contempla asuntos de mucho calado social, económico y político. La derogación de la reforma laboral, la creación sostenible de empleo, la mejora del salario mínimo, la eliminación de la brecha salarial, la atención a los parados de larga duración, la regulación equilibrada de la negociación colectiva y por poner en marcha cuanto antes el Pacto de Toledo para abordar el problema de las pensiones son asuntos mayores que informativamente han sido abordados colateralmente y que bien merecen analizarse con detenimiento. No termina ahí lo mucho que acordaron los socialistas. En el documento del PSOE se anuncia además que reclamarán en el Congreso de los Diputados la derogación de la LOMCE, un pacto de Estado por la educación, recuperar el sistema universal y gratuito de la sanidad pública, afrontar el desafío catalán y la vertebración del modelo territorial, acabar con las prácticas corruptas, un pacto de Estado sobre violencia de genero, recuperar los derechos perdidos por las mujeres en la ley del aborto y la derogación de la ley mordaza. Todo un programa de gobierno que deja a las claras que el PSOE no quiere ni puede permitirse ser un convidado de piedra en la legislatura que ahora arranca.

El PSOE ha tenido siempre un alto sentido del Estado

Como ya quedó patente en el caso del referéndum de la OTAN, la abdicación del rey Juan Carlos o la política antiterrorista, el PSOE se coloca de esta forma como una organización comprometida con el interés general, con alto sentido de Estado. Al evitar unas terceras elecciones el PSOE nos ha ahorrado incrementar el ridículo internacional, por no hablar de que hubieran sido nefastas para los intereses del país y también para el propio PSOE. El viraje de los socialistas es un gesto de altura política y responsabilidad institucional acorde con lo que ha significado en todos estos años desde la Transición.

Sin duda los asuntos que el PSOE pone sobre la mesa para hacerse visible son todos razonablemente susceptibles de negociación con los populares. Seguro que la máxima preocupación e incertidumbre que hoy está en muchas mesas de despachos institucionales no es en qué grado se van a alcanzar acuerdos sobre los asuntos mencionados. La incertidumbre y preocupación está en conocer si al facilitar el camino para que Rajoy continúe en la Moncloa se abre un tiempo político diferente en España, un periodo en el que PP y PSOE van a consolidar puentes de diálogo y trabajo en común.