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Manifestación contra el cambio climatico

París ha sido el foco de atención mundial desde que el pasado 13 de noviembre un ataque terrorista provocara 130 muertos y centenares de heridos. Va a seguir siendo punto de atención informativa a partir de mañana, lunes 30, con motivo de la celebración de la Cumbre del Clima, en la que 195 países intentarán cerrar un protocolo global contra el calentamiento del planeta.

El alcance de una salvajada como la llevada a cabo por los yihadistas hace un par de semanas es planetario, requiere una respuesta que, para que sea verdaderamente efectiva, debe ser planificada, coordinada, global.

También las decisiones respecto al cambio climático exigen planificación, coordinación. Los científicos sostienen que, de no actuar contundentemente, además del aumento de la temperatura y del nivel del mar, agravará los fenómenos climáticos extremos, como inundaciones, sequías y ciclones. El alcance de las consecuencias derivadas del cambio climático son igualmente mundiales, por lo tanto la respuesta, para que sea efectiva, debe ser global.

El protocolo de Kioto, de 1997, marcó el camino con medidas concretas de reducción de gases que tienen que acometer los países desarrollados. Pero, finalmente, solo vinculó a 37 Estados. Fuera quedaron China y EEUU.

Kioto entró en vigor en 2005 y, tras diez años de aplicación, ha conseguido una reducción del 22 por ciento de las emisiones de los 37 países firmantes, muy por encima de 5 por ciento fijado como meta. Sin embargo, al no estar las principales potencias, las emisiones globales han seguido creciendo. El objetivo del encuentro en París es la firma de un protocolo que sustituya al de Kioto, con el compromiso de los 195 firmantes de llevar a cabo políticas de reducción de emisiones. No hay otro camino. No puede aplazarse la decisión.

La lucha contra el terrorismo exige compromiso por parte de la comunidad internacional y la coordinación de las medidas a llevar a cabo. No se debe actuar por impulsos. Cómo se abordó el tema de Irak y el resultado cosechado deben de tenerse en cuenta.

En esta dirección, el presidente Hollande multiplica esfuerzos para convencer a los líderes mundiales de que se sumen a las acciones de castigo a los terroristas y a quienes les apoyan. Hace bien porque la respuesta debe ser global. Sin embargo, no estaría mal que parte de los esfuerzos los dedicaran a evaluar qué medidas se pueden impulsar coordinadamente para neutralizar a los terroristas sin tener que recurrir a las bombas, a una guerra que, al final, genera más rechazo y odio entre civilizaciones.

El siglo XXI exige respuestas razonables y globales, construyendo más que destruyendo. En ambos casos, hablemos de terrorismo o de cambio climático, ese es el único camino posible.