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Resultados elecciones Cataluña 27S

El resultado de las elecciones catalanas del pasado domingo reflejan algunos datos que son muy rotundos, concluyentes, casi determinantes a la hora de buscar algo de luz en un escenario, el de las relaciones Cataluña-Estado, en el que sólo se perciben penumbras.

Por una parte, la sociedad catalana está partida en dos; dividida como nunca. Voto arriba, voto abajo, los partidarios de la secesión suman casi dos millones de apoyos. Voto arriba, voto abajo, los que apuestan por un proyecto en común con España, los que piensan que lo que ha unido la historia no lo desuna la política, un puñado más. Prácticamente, 50-50.

Por otra, dentro de los bloques que han apadrinado el ‘Sí’ y el ‘No’ existen también diferencias casi insalvables.

Por lo que respecta a los alineados en la ruptura, nada tiene que ver la plataforma político-social integrada bajo el paraguas JxSÍ con la CUP, organización cuyos postulados parten de la democracia directa, estabilizaciones, prohibición de los despidos, impago de la deuda y salida del euro y de la UE o puesta en marcha de la República Catalana Popular.

Entre los que prefieren seguir de la mano con el resto del Estado, nada tiene que ver el proyecto político-social-económico que enarbolan PP y C’s con los planteamientos de PSC, CatSíqueesPot o Unió.

Desde el otro lado de la bisagra, desde Madrid, las posiciones de partida de las grandes formaciones políticas que parece van a ser el eje del próximo gobierno del Estado –PP, PSOE, C’s y Podemos– en relación a cómo abordar el llamado ‘desafío independentista’ están muy distantes.

A priori parece, lamentablemente, que el papel equilibrador que han jugado las fuerzas nacionalistas responsables, constitucionalistas, puede quedar relegado, especialmente con la irrupción de fuerzas emergentes como C’s y Podemos. Hasta lo que conocemos hoy, en nada se parece el proyecto inmovilista del PP para abordar el reto catalán con el de C´s, y menos con los del PSOE o Podemos.

Estamos en el pórtico de elecciones generales. Es el momento de la Política, con mayúscula.

No se puede derivar a la Justicia lo que es un problema político-social territorial del Estado. Es verdad que la Justicia hace cumplir la Ley, pero no es menos cierto que cuando las leyes –las normas– no ayudan a resolver un problema –todo lo contrario, lo agravan–, se cambian.

Es el momento de cambiar, de actualizar la Constitución. No es sencillo, pero tampoco lo fue la Transición y fuimos capaces.

No es fácil alcanzar un consenso que ayude a encajar mejor, no solo a Cataluña, sino también al resto de territorios singulares, como Canarias, Euskadi y Galicia. Tampoco fue fácil en el 78.

Hay que rescatar el espíritu del 78. El del diálogo. El de la Transición. El de la responsabilidad. El de la Política.