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El Hierro

Canarias se hace a diario desde cada una de las Islas. Es la suma de las diferentes realidades insulares la que determina nuestra casa común: un proyecto colectivo que marca objetivos compartidos, demandas y necesidades que son las del conjunto de Canarias, aunque en ocasiones atañen solo a una de las Islas.

Fortalecer la cohesión territorial de un país unido y separado al mismo tiempo por el mar no es tarea fácil. Garantizar la igualdad de oportunidades en un archipiélago como el nuestro no es sencillo, pero es un compromiso irrenunciable.

Las comunicaciones con el exterior y entre las Islas son absolutamente fundamentales para garantizar la justicia social en sus distintas vertientes.

En el discurso que pronuncié con motivo del Día de Canarias ya dije que ese compromiso con la igualdad de oportunidades y con la defensa de la cohesión territorial y social de Canarias no es negociable. En esa línea, estamos obligados a trabajar en la búsqueda de soluciones razonables, justas y estables que eviten situaciones como las vividas –sufridas– estos días por los herreños.

Es difícilmente discutible que las comunicaciones aéreas y marítimas en Canarias han dado un enorme salto en la última década, y que en consecuencia hoy en día estamos mucho mejor comunicados. Sin embargo, el sistema sigue mostrando debilidades que estamos corrigiendo para evitar que se repitan en el futuro. Debilidades que provocan importantes perjuicios a la actividad económica y a los usuarios.

Deben saber los ciudadanos de todas las Islas, y en esta ocasión especialmente los de El Hierro, que el Gobierno de Canarias trabaja para dar respuesta a la justa demanda de contar con una red de transportes eficaz, fiable, estable.

Estamos en vías de alcanzar acuerdos –a través del mecanismo de las obligaciones de servicio público– para consolidar un sistema firme y capaz de generar certidumbres.

No podemos depender –no lo vamos a hacer– de la voluntad de los operadores, de ahí que trabajemos para estipular con claridad las condiciones del servicio marítimo –en este caso, entre El Hierro y el resto de las islas–.

Es comprensible el malestar que han generado entre los herreños las últimas decisiones de las compañías. En lo que constituye un compromiso de todos, que invita a las distintas administraciones a ir de la mano, tenemos la obligación de garantizar las comunicaciones marítimas y aéreas en todas las Islas.

Tomaremos todas las decisiones que estén en nuestra mano para defender el interés general de los canarios, especialmente en aquellos casos en los que se limite su movilidad. Un interés general que está por encima del empresarial, de ahí que lo público deba garantizar –y garantizamos– la prestación de un servicio esencial en buenas condiciones tanto en lo que respecta a las rutas como a su frecuencia.

Un desarrollo socioeconómico armónico y equilibrado entre todas las islas del Archipiélago es incompatible con la existencia de trabas al tráfico de mercancías y personas.

La determinación del Gobierno que presido es absolutamente firme en la defensa de un sistema de transporte eficaz, que siga constituyéndose como el elemento básico para la cohesión territorial de Canarias, para la mejora de su economía, para la generación de empleo y para el progreso de cada una de las Islas.