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Apañada de Llano del Sombrero

El pasado sábado tuve la suerte de disfrutar de mi segunda apañada en Fuerteventura, la primera fue la de Cofete y ahora fue la de Llanos del Sombrero. ¿Qué es una apañada? Pues una tradición ancestral presente en muchas de nuestras islas, pero que en tierras majoreras tiene especial relevancia.

El ganado, una vez marcado, se libera y cría libremente en los campos por los distintos sectores establecidos por los ganaderos y, cada cierto tiempo, los propietarios se reúnen, con la colaboración de vecinos y pastores invitados de otras islas, para reunir a los animales e identificar a los nacidos. Esto es la apañada.

En esta ocasión, fueron 40 ganaderos entre los que se encontraban 25 invitados de Gran Canaria. Y por allí estábamos también el presidente del Cabildo de Fuerteventura, Mario Cabrera, el alcalde de Betancuria, Marcelino Cerdeña, y yo, entre otros. La tarea, agrupar a más de 1.500 animales de la costa del mancomún coordinados por el comisionado Vicente Hernández.

Empezamos bien temprano, partiendo de la línea de costa hacia el interior ordenadamente para ir tocando las cabras, machos y baifos hasta reunirlos todos en la gambuesa de Llanos de Sombrero. Y allí se procedió a la identificación de las crías. ¿Cómo? Pues por el método más natural de todos, dando por bueno que cada baifo se refugia al lado de su madre y, por tanto, pasa a ser marcado por el mismo propietario de aquélla. Y luego las pusimos en libertad otra vez.

Es una vivencia muy gratificante en la que la naturaleza, la tradición de más de 500 años y la colaboración popular brillan por encima de todo. Esta forma de crianza, con los animales viviendo al aire libre en estado semisalvaje, explica perfectamente la calidad de los quesos y las carnes de cabra de Fuerteventura.

Una experiencia que les recomiendo a todos y que yo pienso repetir en cuanto me sea posible.