Presentación del libro ‘La Arista, cinco años convulsos’, de Manuel M. Mederos

Se habla mucho en estos días de la crisis del periodismo, una crisis impuesta por las enormes transformaciones que están experimentando las sociedades avanzadas en campos como la tecnología, la empresa, la comunicación o la misma sensibilidad ciudadana en su relación con las entidades e instituciones.

Con el periodista Manolo Mederos

Crisis que afecta no sólo a los medios de masas, o lo que se ha venido en llamar el ‘periodismo tradicional’, sino prácticamente a toda la actividad humana: comercio, cultura, economía, política, interacciones personales…

Una crisis que ha abierto un interesante debate sobre el ‘nuevo periodismo’ y que, como toda crisis, contempla el riesgo y abandono de formas de hacer y de conceptos que parecían inmutables, pero también abre las puertas al desarrollo, el avance y la mejora… la superación y adaptación a los tiempos que corren, a las nuevas posibilidades, los retos y esa nueva sensibilidad a la que hacíamos referencia antes.

Muchos han sido, están siendo, los experimentos y respuestas a esta ‘catarsis mediática’, unas más válidas, otras menos; unas más arriesgadas, otras no tanto; unas más aceptadas y otras muchas muy discutidas.

Pero si hay un punto sobre el que el consenso parece total es que el periodismo pervivirá en este siglo XXI, y que su pervivencia vendrá dada por los mismos factores que lo vieron nacer y lo han hecho fuerte y reconocido hasta hoy día: el rigor, la reflexión, el análisis, la investigación y la vocación de servicio a la ciudadanía.

Cierto es que algunas plataformas se encuentran más amenazadas que otras. Y, entre ellas, el papel, la prensa, suele presentarse como ‘cordero del sacrificio’ de este cambio de paradigma.

Sin embargo, somos muchos los que pensamos que al papel aún le queda un largo recorrido y que, frente a la inmediatez y la superficialidad, el papel tiene en el análisis y la reflexión ese valor añadido que muchos demandamos en un buen medio de comunicación.

Y precisamente el acto que nos convoca hoy aquí es fiel reflejo de la importancia de esos valores como rasgo distintivo del periodista y del periodismo.

Manolo Mederos nos presenta una recopilación de sus columnas en un viaje atento y meditado sobre el acontecer de la política canaria en los últimos cinco años.
Su visión de las personas, de las instituciones y de los acontecimientos. Su reconocida aportación al debate sobre lo público con un factor de valentía que le ha llevado a menudo a nadar contracorriente, pero que no en pocas ocasiones le ha llevado también a alcanzar la orilla de lo cierto, de lo acertado, con un reconocimiento general fuera de toda duda.

Pero es más, en este libro que hoy se viste de largo, Mederos no se queda en la crítica, el análisis o el vaticinio, sino en un rasgo que distingue al buen periodista, y déjenme decirles que también al buen ciudadano, extiende su aportación a la propuesta, al sentido constructivo en muchas de las claves que conforman la actualidad.

En ese sentido, debo expresar mi admiración y reconocimiento al periodista y su obra. Porque son trabajos como éste los que me siguen haciendo creer firmemente en la valía y supervivencia del periodismo… y en la consolidación y pervivencia, también, de las libertades de expresión e información.

Santa María de Guía, Gran Canaria – 5 de agosto de 2010

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