Pregón de las Fiestas de San José 2010

Nos reúne hoy, esta noche, un acto cargado de recuerdos, de sensaciones. De afecto.

De imágenes. De personas que, con coraje y trabajo, día a día protagonizaron el pasado, hicieron posible el presente y prepararon el futuro del barrio.

Nos reúne hoy, esta noche, un momento tremendamente entrañable.

Porque siempre lo es la lectura del pregón de estas fiestas.

Porque especial es acompañar, rodear, acercarse al santo que da nombre a esta zona tan singular de la capital.

Unas fiestas, las de San José, que a lo largo de su larga historia ha sabido mostrar lo mejor de nuestras tradiciones, del sentir, de la solidaridad y del espíritu de comunidad, de un colectivo vecinal imprescindible para entender el pasado de la capital grancanaria.

Los festejos populares son siempre punto de encuentro y motivo de celebración.

Argumento para la alegría tanto de aquellos que viven aquí como de quienes se acercan a disfrutar de la hospitalidad y la complicidad que en estos días asoma en cada casa, cada calle, cada plaza y cada Iglesia.

Si me lo permiten, quiero aprovechar la oportunidad que me han dado para hacer una semblanza, tan modesta como sincera, de tres piezas fundamentales para comprender el barrio.

De tres elementos que retratan con precisión al barrio y sus gentes, a la Vega de San José y al caudal humano que, desde hace ya más de cuatro siglos, ha ido trazando su estructura urbana, su forma de ser.

En primer lugar, me gustaría destacar ese fervor religioso que, desde sus mismos orígenes, les ha acompañado hasta nuestros días.

Un fervor identificado y dedicado a San José.

Una devoción que tuvo una expresión nítida y emocionante en el episodio que llevó a los vecinos a dar todo cuanto tenían para salvar su ermita, casi en ruinas, a finales del siglo XVIII.

O a celebrar alborozados en la calle, como una fiesta más, el levantamiento definitivo de la parroquia en el año 1938.

Un fervor que no acaba ahí, en el impulso a las edificaciones religiosas que son ya símbolo del barrio, sino que se extiende, firme y profundamente, al sentir de los hombres y mujeres que veneran al patrón.

Pero, al igual que el sentimiento religioso, San José se identifica también con lo popular.

Con lo popular en el más cálido sentido de la expresión.

Hablo, claro está, de esa vocación de sentir y proclamar a los cuatro vientos la alegría de pertenecer a un colectivo, a una familia de familias como auténtica seña de identidad.

Pocas cosas hacen tan grande a un grupo humano como el orgullo de sus miembros de ser como son; “de ser y sentir como son y sienten”.

Orgullo por la pertenencia a un colectivo que, en el caso del grupo humano que da vida al barrio, viene acompañado de una actitud de participación e integración.

Desde la peculiaridad y colorido de sus casas, pasando por el deporte -en especial los autóctonos, como la lucha canaria o la vela latina- o por sus rincones de ocio y recogimiento, la historia de los vecinos de San José es, sin duda, la suma de todas estas cosas y también la suma de un buen número de personajes célebres.

Como Pepe Cañadulce.

Como tantos divertidos, curiosos, incluso excéntricos, pero siempre entregados a los demás y, por tanto, queridos, necesarios y, por supuesto, inolvidables.

Para ellos siempre hay un espacio permanente en el recuerdo y en los corazones.

Nombres tan populares como los de Cocó, El Sabroso, Julián Potaje, Chasca ‘La Batata’ o El Comandante, se unen a otros igualmente entrañables como el de Andrés Ramos, el del luchador y comerciante Lucas Ojeda, Pepito ‘el del Carro’, Luis Morales Fabelo, el pintor Manolo Ruiz, el músico Sergio Marrero o, entre tantos, el del relojero Antonio González Trujillo.

Qué decir, en una lista interminable, de los cantantes Óscar Santana, Franky o Ángeles Ramos, de la solidaria y querida Lolita Melián, de Antonio el practicante, de Coruña el zapatero, de Antonio el de la farmacia o de Flory, la profesora que, con coraje y valentía, ha dedicado su vida a lograr que la de su hijo Tommy fuese lo más plena posible.

Todos ellos, personalidades de ayer y hoy que, junto a las del resto de los vecinos, han dado vida, calor y color a la historia, al presente y, sin duda, al futuro de este barrio.

Por último, quisiera destacar algo que para quien les habla –siempre, y más aún en los tiempos que corren- tiene un significado especialmente relevante.

Casi diría que imprescindible para cualquier comunidad.

Me refiero a la capacidad de lucha y superación que han mostrado históricamente, y siguen mostrando hoy, los hombres y mujeres de San José.

Recordaba antes, siquiera de pasada, el origen humilde del barrio

Y, efectivamente, ese origen humilde, esa capacidad de sobreponerse a las adversidades, ha marcado el espíritu trabajador y pionero de todos ustedes, capaces de superar los escollos con los que década tras década, siglo tras siglo, han tenido que bregar.

El trabajo identifica aún más al barrio con su patrón.

Y, siendo así, no es casualidad que este vecindario se convirtiera en cuna de algunos de los mejores gremios de toda la capital: carpinteros, bordadoras, herreros, comadronas, albañiles o costureras, entre otras muchas ocupaciones.

Ha sido, y es, una demostración de conjunción de esfuerzos sin distinción de sexos, razas o ideologías, innata y natural, en pos de un objetivo común, que no es otro que el progreso y la supervivencia incluso en los momentos más difíciles.

Y es por eso que hoy, aquí, al amparo del patrón San José, que también supo mucho de trabajo y de sacrificios, quiero apelar a todos esos elementos que caracterizan al barrio:

Fe, sentimiento popular, trabajo y afán de superación.

Qué mejor manera de, a través de ellos, rendir el homenaje que merecen todos ustedes, los que están y los que se han ido.

Estoy convencido de que Canarias verá pronto la luz al final de las sombras que en la actualidad nos lo están poniendo más difícil.

Canarias, como el barrio de San José, ya ha vencido otras tormentas. Ya verán que esta vez no va a ser diferente.

Lo vamos a lograr.

Vamos a vencer las dificultades.

Y lo vamos a conseguir gracias a la gente que trabaja día a día. Con coraje. Con la cabeza bien alta.

Gente como ustedes.

Barrios como el de San José.

Las Palmas de Gran Canaria, Gran Canaria – 12 de marzo de 2010

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