Canarias ha sido y es una potencia turística mundial.
Dependerá de nosotros mismos, de nuestra capacidad y competencia para hacer las cosas, para hacer bien las cosas, que siga siéndolo en el futuro.
En primer lugar, quiero agradecer el trabajo de todos cuantos han participado en el diseño de la nueva estrategia de comunicación turística de la marca Islas Canarias.
Un trabajo que ha sido fruto de la colaboración entre la iniciativa pública y la privada.
Un esfuerzo que se ha alumbrado desde el consenso, y que tiene a las universidades canarias como faros en el estudio e investigación de un sector estratégico de nuestra economía.
No hay mejor camino que ése –quizás el único posible- para alcanzar los fines que nos hemos fijado:
Que Canarias siga viviendo del turismo y que el turismo viva Canarias con plenitud.
A lo largo de esta mañana ha quedado patente la solidez de la propuesta en la que el Archipiélago basará su comunicación turística.
Se ha hecho un trabajo riguroso, profesional, solvente. A la altura de lo que Canarias necesita, de lo que Canarias sin duda merece.
Felicidades a todos.
De poco valen las mejores condiciones ambientales si éstas no se difunden fuera.
De poco vale una amplia oferta alojativa si ésta cae en la obsolescencia.
De poco vale la promoción si los turistas no pueden llegar hasta nosotros.
Son precisamente esas las claves sobre las que se apoya el sector.
Clima y respeto al medio ambiente.
Rehabilitación del espacio turístico.
Mejora de la conectividad. Eficacia en la promoción.
Todas las piezas han de encajar perfectamente para que el motor funcione y siga tirando de nuestra economía como lo ha hecho durante más de cincuenta años. No podemos permitirnos el lujo de descuidar ninguna de ellas.
Sin una promoción eficaz y continuada veríamos descender el número de turistas (a la misma velocidad que se desmoronarían los precios.Pero tampoco una promoción de calidad evitaría, por sí sola, los perjuicios de una conectividad limitada. O la mala impresión de una planta hotelera o extrahotelera anticuada.
El esfuerzo debe ser coordinado, tanto en la parte que toca a los actores del proceso –administración, empresarios, trabajadores- como en aquella que tiene que ver con los objetivos que se persiguen.
La de hoy es una prueba más de que Canarias tiene un plan.
Un plan para que cada uno de los millones de turistas que nos visitan tengan el mejor plan.
Somos un lugar de vacaciones, pero debemos aspirar a ser el mejor lugar de vacaciones del mundo.
Y si la naturaleza nos ha regalado unas condiciones inigualables para el descanso, qué menos que trabajar por estar a la altura.
Miremos hacia delante, claro, pero no olvidemos el pasado.
Cuantas veces no habremos desmerecido con nuestras acciones sobre el territorio a esa misma naturaleza que nos ha propiciado progreso y bienestar económico.
No tropecemos dos veces en la misma piedra. De hecho, estamos trabajando para que eso no ocurra.
Trabajando y defendiendo nuestra biodiversidad, nuestro paisaje.
Defendiendo el único modelo posible, un modelo que conviva inteligente y responsablemente con la naturaleza.
Con nuestras costas y medianías, con nuestros montes.
Con nuestro mar.
Tengamos claro cuáles son nuestras ventajas competitivas, caminemos de verdad por la senda de la sostenibilidad.
No pongamos en riesgo nuestra principal industria con apuestas suicidas que nada tienen que ver con nosotros.
No ensuciemos nuestro futuro.
Porque, ¿qué promoción eficaz podríamos hacer en el exterior sobre la belleza de nuestras playas, sobre la calidad de nuestras aguas, sobre nuestra rica biodiversidad si un poco más allá, casi donde alcanza la vista, se levanta una industria que nos puede llevar a un fundido en negro?
En el Gobierno de Canarias sabemos lo que queremos hacer en materia turística.
Sabemos lo que hace falta, y podemos hacerlo.
Y tenemos aún más claro (tanto el Gobierno como las principales instituciones de las Islas) lo que los canarios no debemos permitir.
En esa dirección, seguiremos apostando por un modelo de desarrollo armónico.
Estimulando todas aquellas actuaciones tendentes a la rehabilitación del espacio turístico, que nos permitan ganar en competitividad a través de la calidad, de la excelencia.
Solo así seremos fuertes y creíbles.
Solo así podremos enfrentarnos a la dura competencia de esos destinos emergentes, a los que el tiempo no ha desgastado y la novedad sigue aupando.
Sólo así podremos reforzar nuestro producto en los mercados tradicionales y colarnos en los nuevos. Como el ruso, el polaco o el francés.
Solo así podremos contribuir al incremento de la conectividad aérea entre las islas y el exterior.
Son tareas que ya hemos empezado.
En las que debemos profundizar para consolidar y mejorar nuestra posición como destino.
Es en ese carácter integral de la política turística en el que debemos insertar la estrategia de comunicación que hoy presentamos.
Una comunicación que tiene un plus de complejidad dada la singularidad del Archipiélago y la presencia de siete realidades únicas y diversas.Pero precisamente por eso, el papel que juega la marca Islas Canarias es muy relevante.
Es fundamental como elemento de proyección de los valores comunes que atesoramos como destino. Que lógicamente se suma a los muchos atractivos que tienen cada una de ellas.
Una estrategia que debía adecuarse en parte a las nuevas formas de interacción de la era digital.
Estableciendo una mayor personalización a la hora de comunicar, y teniendo en cuenta las diferentes audiencias a las que va dirigida.
La marca Islas Canarias inicia hoy un nuevo recorrido, con un concepto novedoso al que deseamos el mayor de los éxitos.
Muchas gracias
Las Palmas de Gran Canaria, 27 de mayo, 2013