Radio Ecca inicia un nuevo curso escolar y supone para mí una enorme alegría poder compartir este acto con todos ustedes.
Lo es en muchos sentidos, pero especialmente lo es hoy, ahora, por un motivo fundamental: porque lo hacemos en el marco de una institución clave para reconducir un factor básico en la superación de esta grave crisis económica en las que nos hallamos inmersos: la educación.
Y la educación especialmente dirigida a los sectores más necesitados: la de aquellos que, en su momento, tuvieron que bajarse del carro de la formación por el ‘boom’ del turismo y la construcción, y la de aquellos que, por diferentes motivos, y también a pesar de su voluntad, no tuvieron la oportunidad de formarse o de formarse todo lo que hubiesen querido.
No voy a destacar aquí la historia, la importancia, la utilidad, la eficacia y la aportación que Radio Ecca ha hecho a la sociedad canaria y, cada vez más, a otras comunidades y países del planeta.
Y no lo hago porque sería de perogrullo y puede que hasta una falta de tacto por mi parte.
Porque quien, a estas alturas, no sepa ya que estamos ante una de las principales instituciones educativas y solidarias del mundo, con una historia plagada de éxitos, esfuerzos, ideas, brillantez, talento, riesgo, cooperación y amor por los demás, es que está fuera de lugar, terriblemente despistado.
Prefiero centrarme en un aspecto actual, de gran importancia, en el que, no obstante, se ven reflejados todos esos valores; toda esa historia y toda esa vocación de entrega que han caracterizado y caracterizan a esta ya imprescindible iniciativa pedagógica nacida en nuestras islas.
Les hablo justamente del factor que comentaba al principio y que, créanme, centra en estos momentos la mayor parte de los esfuerzos del Ejecutivo autónomo que presido.
Hemos vivido durante demasiado tiempo en un ‘boom’ social y económico que nos condujo a un repentino bienestar social, pero frágil, sin soporte sólido, falso por tanto y equivocado.
La explosión de los sectores del turismo y la construcción en las últimas décadas del pasado siglo supusieron, a la par que una inyección de dinero y de vitalidad para nuestra gente, un olvido generalizado de algunos de los valores que siempre caracterizaron al canario, entre ellos el esfuerzo, el sacrificio, y derivado de él, la necesidad de formarse, tanto para acometer los grandes retos laborales, como para crecer como personas.
Una situación que ha provocado algunas disfunciones y problemas, pero que nos ha estallado en las manos ahora en toda su crudeza al desatarse esta crisis internacional, la más dura desde la II Guerra Mundial.
Nos encontramos, pues ante una sociedad fracturada, con un sector bien formado y competitivo, con muchas mejores infraestructuras y profesionales, inmersos en una revolución tecnológica sin precedentes, pero con toda una masa social no formada o con un profundo déficit de formación que impide afrontar no sólo la crisis, sino también el desarrollo de nuestra comunidad, su propio futuro.
Y es ahí donde instituciones como Radio Ecca vuelven a mostrarse como un aliado fundamental de la acción de gobierno y del sistema educativo que de él se emana, reeditando un protagonismo que siempre ha sido muy alto, pero que en las actuales circunstancias, déjenme decirles, lo es en grado superlativo.
Aquí y desde aquí se tiende la mano, precisamente a toda esa gente que una vez dejó pasar el tren de su formación, y de aquellos que quieren crecer como profesionales, como ciudadanos y como individuos.
Por eso, mi tributo y mi reconocimiento a la institución. Mi aplauso a la labor de todos los que en ella están implicados: directivos, profesores, alumnos, voluntarios, administraciones… Y mi convencimiento de que este nuevo curso constituirá un eslabón más. Imprescindible y destacado, en el proceso de recuperación de esa cultura de la formación, del trabajo y del esfuerzo que siempre nos había caracterizado.
Las Palmas de Gran Canaria – 1 de octubre de 2010