El Partido Popular ha recuperado esta semana, con el apoyo de dos tránsfugas del
Partido Socialista y otro de Nueva Canarias, la importante alcaldía del municipio
tinerfeño de Güímar. Justamente hace un año, con la misma metodología, los
populares auparon a Leopoldo Afonso como alcalde de la ciudad turística de Puerto de
la Cruz. De modo que en un año han conseguido ensanchar su hasta ahora limitado
poder local en una Isla donde buena parte de su electorado natural vota a Coalición
Canaria.
Aspirar al gobierno de una isla sin disponer de estructura en el ámbito municipal
resulta imposible en nuestro archipiélago. Mucho más en el marco de la comunidad
autónoma. Desde la irrupción de Coalición Canaria, en las elecciones locales de 1995,
el poder local ha estado en sus manos y en las del Partido Socialista Canario, como se
refleja en los gobiernos de los cabildos y la comunidad autónoma durante los últimos
35 años.
Asimismo, es evidente que los resultados electorales de Coalición Canaria a nivel local
no están supeditados generalmente al partido que gobierne en Madrid, aunque los
candidatos locales de socialistas y populares disfrutan de un incentivo cuando su
partido gobierna en España.
Efectuar pronósticos electorales en medio de una situación compleja como la que
vivimos, tanto en el mundo como particularmente en España, resulta difícil; demasiado
aventurado. Sin embargo, los sondeos y estudios de opinión que se conocen van
marcando tendencia.
Es indiscutible que el Gobierno de Pedro Sánchez se halla atrapado por unos socios
que juegan a sus intereses y no a los del conjunto del Estado, produciéndole al
presidente un desgaste de imagen y liderazgo.
Por otra parte, la gravedad de los asuntos que se investigan relacionados con
presuntos casos de corrupción en su entorno familiar y político le colocan al borde del
precipicio. A pesar de ello, son conocidas sus muestras de coraje a la hora de afrontar
situaciones complejas como las que vive en la actualidad.
Hoy en día, si tuviéramos unas elecciones a la vista, todos los estudios de opinión y
sondeos sitúan al bloque de la derecha conformado por Partido Popular y Vox en una
posición de clara ventaja con respecto al bloque de la izquierda, nucleado en torno al
PSOE.
La consolidación en Madrid de una opción de gobierno del PP con la colaboración de
Vox supondría un espaldarazo a los candidatos populares en unas elecciones locales
y autonómicas, por ejemplo, en Canarias.
A este previsible alza del PP en las Islas, siguiendo la estela apuntada en el Estado,
cabe sumar el buen trabajo que viene realizando para fortalecer su presencia en los
ayuntamientos, haciéndose con gobiernos locales muy importantes, gracias a la
política de pactos.
Si miramos a la isla de Tenerife, Coalición Canaria no debe despreciar las expectativas
de su socio de gobierno en el Cabildo y en ayuntamientos como el de Santa Cruz de
Tenerife, piezas claves para la consolidación y relanzamiento del proyecto nacionalista
en este territorio. La amenaza no les viene de los socialistas, sino de los populares.
Tras las últimas elecciones locales, el partido que lidera Manuel Domínguez en el
archipiélago fraguó un pacto para hacerse con el gobierno de Arona, el tercer
municipio tinerfeño, donde la alcaldesa Fátima Lemes rige uno de los bastiones sobre
los que se asienta la economía insular. Además, la situación se extiende a otro
municipio de la comarca, Santiago del Teide, donde también gobiernan los populares.
El mapa político del PP en Tenerife se completa con Los Realejos, donde se repite la
mayoría absoluta con la que ya gobernaba, a cargo de Adolfo González, además de
Güímar y Puerto de la Cruz, esas dos importantes alcaldías sumadas en el último año
con las mociones de censura comentadas al principio.
Cada día es más difícil condicionar los pactos locales e insulares al acuerdo para
gobernar la autonomía. Rotas las lealtades en la política de pactos, cobra especial
relevancia la capacidad negociadora y pactista de los responsables de los distintos
partidos en el ámbito local.