Hace unos días, el Consejo de Administración de AENA aprobó un incremento del 6%
de las tasas aeroportuarias para el año 2026. La consecuencia de esta decisión ha
sido una contundente reacción en tromba de todos los sectores económicos y sociales
que, de una u otra manera, tienen que ver con el transporte aéreo.
En Canarias, representantes del conjunto de las Administraciones Públicas y del
Gobierno de las Islas han manifestado su profundo rechazo a una medida que puede
afectar a la competitividad de nuestra economía, agudizando la lejanía de los canarios
del mundo exterior.
Igualmente, en la península son diversas las organizaciones empresariales que han
expresado su contundente oposición a la decisión de AENA. De manera relevante lo
ha hecho Exceltur y la mesa del turismo estatal. Sin embargo, ningunos de sus
miembros, incluidos los representantes de empresas de las Islas, ha planteado
singularizar la medida para los territorios extrapeninsulares que forman parte del
Estado: los archipiélagos de Canarias y Baleares y las ciudades autónomas de Ceuta
y Melilla.
Y es que el reconocimiento de las singularidades del Estado español para muchos
empieza y termina en la financiación para Cataluña o en el concierto económico
especial que se aplica en el País Vasco y Navarra. Todo ello, a pesar de que Canarias
es el único territorio perteneciente al Estado español que tiene un reconocimiento
especial por su insularidad y lejanía en el mismísimo Tratado de la Unión Europea.
Esta decisión unilateral de AENA, de incrementar un 6% las tasas aeroportuarias para
el próximo año, perjudica sin duda al conjunto de los usuarios de los aeropuertos.
Ahora bien, el impacto será superior en aquellos que no tienen alternativas al avión,
estando ligada su economía a un transporte aéreo competitivo.
Me temo que, después de los efectistas y teatrales pronunciamientos que se están
produciendo sobre el incremento de las tasas en los aeropuertos, el silencio volverá a
imperar en los poderes fácticos isleños. El turismo, por ahora, sigue dejando buenos
dividendos y el incremento de las tasas aconseja una batallita pero no una guerra con
Madrid.
Nos equivocaremos porque una conectividad aérea fluida, de calidad y competitiva es
el mejor garante para que el turismo siga siendo el soporte de nuestra economía y del
empleo. Por lo tanto, del bienestar en las Islas.
Las empresas que representan a Canarias, tanto en Exceltur como en la mesa
nacional del Turismo (Binter, Hospiten, Loro Parque, Lopesan…) deberían plantear en
el seno de las respectivas organizaciones la necesidad de singularizar las tasas para
los territorios extrapeninsulares.
Desde luego, no es lo mismo plantear genéricamente la anulación del incremento de
las tasas en todos los aeropuertos españoles que exigir un trato diferencial para los
aeropuertos de los dos archipiélagos y Melilla.

Las tasas aeroportuarias son una de las principales claves para reforzar la viabilidad y
competitividad de las compañías aéreas. Una buena prueba de ello fue el histórico
acuerdo alcanzado por Coalición Canaria con el ministro Rafael Arias Salgado y el
Gobierno de Aznar, en la Ley de Acompañamiento de los Presupuestos Generales del
Estado de 1998, por la que las compañías que volaran entre Islas tenían una
bonificación del 70% en las tasas aéreas. Un 15% en los vuelos con la península.
Sin duda, esta medida favoreció el exitoso proyecto de la compañía Binter Canarias en
su objetivo de conectar más y mejor nuestras Islas.