El Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS) ha publicado esta semana su
última encuesta, en la que, por primera vez en la historia, la inmigración
aparece como el asunto que más preocupa a los españoles. Sin embargo,
resulta lamentable que muchos medios y tertulianos peninsulares intenten
quitarle trascendencia a dicha conclusión, tratando de justificarla con el
discurso de la ultraderecha y las imágenes difundidas sobre el impacto y la
dureza de las imágenes de las condiciones inhumanas en las que tantas
pateras y cayucos llegan a Canarias.
Pero sí, guste más o menos, la inmigración se ha convertido en la principal
preocupación para la mayor parte de la gente, por lo que es un error ponerse
una venda en los ojos y mirar para otro lado. Y, evidentemente, uno de los
focos calientes en el mundo, en cuanto a la llegada de todas estas personas
por vía marítima, se localiza en nuestro Archipiélago.
No obstante, parece increíble que lo que significa la primera preocupación para
la ciudadanía española no figure entre las prioridades de partidos políticos e
instituciones del Estado. Ni la vivienda, ni el paro, ni la situación económica, ni
los enfrentamientos políticos… A través de la encuesta del CIS, la gente nos
ofrece un baño de realismo por encima de la demagogia política de algunos.
Por si fuera poco, el Gobierno español manipula a su conveniencia los datos
cuando evalúa en términos estatales la llegada de inmigrantes a través del mar.
En efecto, puede que se haya reducido en el ámbito de todo el Estado. Pero
esa disminución surge del blindaje practicado en el Mediterráneo, lo que
conduce a que las mafias operen con total impunidad en la ruta mortífera
establecida con las Islas.
No hay calificativos para catalogar la actitud del Gobierno de Pedro Sánchez
con Canarias en materia migratoria. La amenaza del uso de la Fiscalía para
mediatizar a los funcionarios que actúan conforme a la normativa aprobada por
el Ejecutivo canario para el control de los menores no acompañados, junto a la
vía del Tribunal Constitucional para suspender la norma, supone un abuso y
una desconsideración con quienes aquí vivimos.
Mirando al presente, la urgente necesidad de aprobar la modificación a la Ley
de Extranjería, imprescindible para garantizar la distribución de los menores en
todos los territorios del Estado, obliga a continuar negociando con el Gobierno
de España y los principales partidos estatales.
Además, sigue estando pendiente el impulso a una política migratoria que
refuerce la cooperación en origen. Debemos aprovechar la buena
predisposición de la Comisión Europea, tanto para enviar recursos económicos
como para reforzar los medios de la Agencia Europea de la Guardia de
Fronteras y Costas (FRONTEX).

Pasan los días, las semanas y los meses y el Gobierno de España y los dos
principales partidos del Estado, así como las Cortes Generales, siguen
ocupados en asuntos que nada tienen que ver con las prioridades fijadas por
los ciudadanos en la encuestad del CIS. Quieren que la inmigración sea un
tema tabú. Cuanto menos se hable de ello, mejor,
La visita a las Islas del Rey Felipe VI esta semana tenía como motivo central la
entrega, por parte de la Mesa del Parlamento, de la Medalla de Oro de
Canarias. Su Majestad hizo un brillante discurso, en el que apeló, en varias
ocasiones, a los valores del pueblo canario y las enormes potencialidades de
cada una de las ocho Islas.
En el Archipiélago estamos acostumbrados a ser muy lisonjeados por quienes
nos visitan, pero menos a que se comprometan con nuestros problemas. De
ahí que, quizás, se hubiera agradecido en el discurso real una referencia clara
al grave problema que tiene nuestro Archipiélago con la inmigración.