El acuerdo entre el PSOE y Esquerra Republicana de Catalunya para investir a
Salvador Illa como President va a generar una profunda fractura entre las dos fuerzas
independentistas con más implantación en territorio catalán. En primera instancia, el
gran ganador de las elecciones celebradas el pasado 12 de mayo fue el PSC, como
filial del PSOE. La gran perdedora, Esquerra.
El castigo que los ciudadanos impusieron en las urnas al partido de Oriol Junqueras
abrió un volcán dentro sus filas, que, sin duda, intentará controlar en el congreso
extraordinario convocado para el próximo mes de octubre.
Hasta tanto, la dirección interina, con el apoyo mayoritario de sus bases, ha optado por
la opción que le permita seguir navegando asido al poder, evitando de esta manera la
repetición de elecciones. Ahí radica la clave del apoyo de los republicanos a Salvador
Illa: eludir una nueva cita con las urnas que pudiera condenarles a la insignificancia.
El pacto establecido entre socialistas y republicanos catalanes deja el espacio más
radical del independentismo en manos de Puigdemont y los suyos. En consecuencia,
resulta muy probable que, en una hipotética repetición electoral, el trasvase del voto
republicano a Junts pueda radicalizar aún más la convivencia en Cataluña.
A priori, el escenario político que se vislumbra en esa comunidad, tras los acuerdos
alcanzados para hacer presidente a Illa, deja entrever muchas luces para los intereses
de los catalanes y una enormidad de sombras para el resto de las comunidades
autónomas y sus habitantes.
El peaje que el Gobierno de Pedro Sánchez va a tener que pagar para que Illa sea
President ya ha encontrado la contestación en todas las autonomías, incluidas las que
lideran los propios socialistas.
Especial atención habrá que prestarle al capítulo referido a la financiación. Los
republicanos se han jactado de decir que ellos van a tener la llave de la caja. Es hora
de que los españoles conozcan con luz y taquígrafos los detalles de los acuerdos
establecidos para que Illa gobierne en Cataluña.
La estrategia de Esquerra pasa por evitar la convocatoria de elecciones, en tanto logra
resituarse en su próximo congreso y recuperar su espacio político, tanto en Cataluña
como en Madrid. Sin embargo, la de Junts y Puigdemont persigue todo lo contrario:
agitar con intensidad las políticas catalana y del Estado.
A corto plazo, los márgenes que va a tener Puigdemont para generar fisuras en el
pacto de gobierno catalán son más bien escasos. A ninguno de los socios que
apoyaron la investidura de Illa le interesa hacerle el juego al líder de los
neoconvergentes. Otra cosa es Madrid, donde dispone de un amplio margen para
descabalgar al Ejecutivo de Sánchez.
La desestabilización del Gobierno de España, en situación de minoría parlamentaria si
Junts le retira su apoyo, condenaría a Sánchez a adelantar la convocatoria de
elecciones generales. En ese hipotético escenario, Junts podría crecer en el
Parlamento español a costa, precisamente, de los republicanos catalanes.
Hasta ahora, cada vez que Esquerra jugó a la política responsable en sus relaciones
con los socialistas, tanto en Cataluña como en Madrid, la consecuencia fue el
sufrimiento de un severo castigo en las urnas.
De ahí que esté por ver si una bomba de Junts en Madrid, haciendo saltar por los aires
el Gobierno de Sánchez y debilitando de paso el protagonismo de Esquerra en la
Cortes, acaba provocando una onda expansiva que termine por afectar el acuerdo
parlamentario para sostener a Illa, recién sellado por el PSC, republicanos y comunes.
Hola. Soy profesor universitario y estoy escribiendo un libro sobre internet y política. Me gustaría poder hacerle algunas preguntas. ¿Podría remitirme su correo electrónico para pasárselas? Muchas gracias.